Dos hombres fueron secuestrados en distintos puntos de las zonas rurales de Quevedo y Mocache, en la provincia de Los Ríos, en hechos ocurridos la última semana. Las víctimas, un agricultor y un transportista, fueron interceptadas por delincuentes armados, mientras realizaban labores cotidianas. Sus familias claman por su regreso y exigen acciones más contundentes de las autoridades.
Secuestros con fines extorsivos: el temor se propaga
Rodrigo R., agricultor de Quevedo, fue secuestrado junto a una compañera de trabajo hace ocho días en la vía a San Carlos, parroquia rural del cantón. Desde entonces, no se han recibido pruebas de vida, aunque los captores han exigido dinero. Sus allegados, preocupados por su salud, indicaron que el hombre requiere medicamentos y temen por su vida. “Han enviado mensajes pidiendo dinero pero de él no hay noticias. Estamos angustiados”, expresó un amigo cercano. El caso es investigado por agentes de la Unidad Antisecuestros y Extorsión (Unase). En redes sociales, los familiares de Rodrigo compartieron un mensaje emotivo, pidiendo oraciones y apoyo ciudadano.
En un caso paralelo, Robinson C., comerciante y conductor de camión, fue secuestrado mientras transportaba pollos en la vía Jauneche–Vinces, en Mocache. También trabajaba para una empresa agrícola. Su familia difundió su fotografía y solicitó ayuda para dar con su paradero.
Zonas rurales bajo amenaza constante
Los residentes de Mocache aseguran que las carreteras rurales se han convertido en verdaderas trampas mortales. Agricultores y transportistas son víctimas recurrentes de secuestros con fines extorsivos. Según testimonios, los criminales utilizan tácticas de terror, como lanzar sangre de animales a las víctimas, para presionar el pago de “cantidades exorbitantes”. Frente a esta situación, los campesinos se han organizado. “Somos más de mil agricultores agrupados en doce frentes. Cada vez que hay un secuestro, salimos en camionetas a buscar a los nuestros”, explicó un vocero comunitario. Estas brigadas de apoyo actúan en coordinación con la Policía, aunque enfrentan limitaciones logísticas y de seguridad.
Uno de los casos más recordados en la zona es el secuestro de la concejal Germania Coello, a quien se logró liberar en el recinto Los Mosquitos tras tres días de cautiverio. En esa ocasión, los delincuentes exigían 70 mil dólares. La intervención conjunta entre agricultores y la Policía permitió su rescate. Un sospechoso resultó detenido y las investigaciones continúan.
Los Ríos: foco delictivo y creciente violencia rural
La provincia de Los Ríos enfrenta un repunte de delitos como el secuestro extorsivo, afectando sobre todo a zonas rurales. La Unase ha identificado patrones delictivos relacionados con redes locales, que aprovechan la falta de vigilancia estatal para operar con impunidad. El secuestro de agricultores y comerciantes, como en los casos de Rodrigo y Robinson, pone en evidencia la vulnerabilidad del sector productivo. Las autoridades locales reconocen el problema, pero la población demanda resultados inmediatos y mayor presencia de fuerzas del orden. Las víctimas, sus familias y las comunidades organizadas esperan que estos casos no queden impunes. Mientras tanto, en Quevedo y Mocache, el miedo sigue ganando terreno por secuestrados en Los Ríos (31).