Una ballena de aproximadamente 14 metros de largo y más de 40 toneladas de peso se encuentra varada desde el jueves 21 de agosto en una playa de la isla Jambelí, frente al Museo Marino, en la provincia de El Oro, Ecuador. Su avanzado estado de descomposición preocupa a residentes y turistas, quienes denuncian la falta de acción institucional y advierten sobre el riesgo sanitario que representa.
Preocupación creciente por salud pública y turismo en Jambelí
El cetáceo fue arrastrado por las corrientes hasta la costa luego de, presuntamente, morir en altamar tras quedar atrapado con un cabo en la cola. Desde entonces, permanece en la playa sin que se haya dispuesto su entierro ni su retiro.
Habitantes de la zona expresaron su alarma ante el deterioro del cuerpo del animal. “El olor ya es nauseabundo y pestilente. Puede causar enfermedades respiratorias. Pedimos una intervención inmediata”, manifestó un ciudadano.
El estado de descomposición ha provocado que fluidos del cuerpo contaminen la arena y el agua, lo cual ha generado el rechazo de turistas y pobladores. Los gases, bacterias y fluidos del animal podrían representar un foco infeccioso, advierten vecinos de la zona.
Falta de coordinación institucional
Diversos organismos del Estado han sido señalados por no tomar medidas frente a esta emergencia ambiental y de salud pública.
Hasta las 16h30 de este lunes, ninguna de estas instituciones ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el procedimiento que se adoptará. Tampoco se ha activado un protocolo de respuesta para la disposición segura del cuerpo del animal.
Impacto ambiental y legal
Especialistas en biodiversidad consultados por medios locales señalan que la presencia prolongada de un mamífero marino en descomposición puede tener múltiples impactos como contaminación del agua marina y subterránea, afectación del ecosistema local y fauna cercana, degradación de la imagen turística del lugar o riesgo de enfermedades zoonóticas si se manipula sin protocolos adecuados.
La ley ecuatoriana establece que los cetáceos y su disposición post-mortem son responsabilidad compartida de entidades ambientales y municipales. En casos de playas turísticas, la gestión de residuos biológicos de gran volumen debe responder a normas de salubridad y medio ambiente.
Turismo en riesgo y malestar social
La isla Jambelí es un destino turístico del litoral ecuatoriano que en temporada alta recibe cientos de visitantes cada semana. “No se puede disfrutar de la playa con ese olor”, señaló una comerciante del sector que pidió anonimato.
Llamado a una intervención urgente en Jambelí
Tanto habitantes como organizaciones comunitarias insisten en que la inacción pone en riesgo la salud pública, la reputación del destino turístico y la biodiversidad local. Solicitan que una entidad asuma el liderazgo del operativo para la disposición segura del cuerpo de la ballena.
A falta de una autoridad competente que actúe de forma inmediata, el problema podría agravarse con el paso de los días, aumentando el riesgo sanitario y generando consecuencias legales por negligencia ambiental.