La NASA completó en mayo de 2025 pruebas cruciales del avión supersónico sigiloso X-59 en la base de Edwards, California, demostrando su capacidad para vuela sin despegar. Este hito, conocido como prueba del “pájaro de hierro”, evalúa sistemas críticos para reducir el impacto sónico y transformar los vuelos comerciales.
Un hito en la base de Edwards
El avión supersónico X-59 QueSST (Quiet Supersonic Technology) de la NASA superó exitosas pruebas terrestres en el Centro de Investigación de Vuelo Armstrong, ubicado en Edwards. Los ensayos, realizados entre abril y mayo de 2025, simularon condiciones de vuelo a gran altitud sin que el avión abandonara el suelo. Los ingenieros conectaron el X-59 a sistemas de control terrestres para evaluar su rendimiento aerodinámico, motores y sistemas electrónicos. Lockheed Martin, socio clave en el proyecto, colaboró en estas pruebas que marcan un avance hacia vuelos supersónicos silenciosos.
El objetivo principal es validar la tecnología aeronáutica que permitirá al X-59 volar a velocidades superiores a 1.4 Mach (aproximadamente 1,700 km/h) sin generar el estruendo sónico típico de los aviones supersónicos. Este “golpe sónico” ha limitado los vuelos supersónicos comerciales sobre tierra firme debido a regulaciones de ruido. La NASA busca que el X-59 produzca un sonido suave, similar a un “latido”, abriendo la puerta a una nueva era en la aviación.
Vuela sin despegar: La prueba del pájaro de hierro
La técnica conocida como prueba del “pájaro de hierro” permite al avión supersónico “volar” virtualmente mientras permanece anclado. Los sistemas del X-59 se sometieron a simulaciones que replican condiciones extremas de altitud y velocidad. Los datos recopilados confirman que el avión puede operar de manera estable y segura. Craig Nickol, gerente del proyecto en la NASA, destacó que estas pruebas son “un paso crítico antes de los primeros vuelos reales, previstos para 2026”.
El diseño del X-59, con su fuselaje alargado y ala delta, reduce las ondas de choque responsables del estruendo sónico. Además, cuenta con un sistema de visión externo que reemplaza la ventana frontal, mejorando la aerodinámica. Estas innovaciones buscan cumplir con las regulaciones de la Administración Federal de Aviación (FAA) para permitir vuelos supersónicos sobre áreas pobladas.
Contexto y proyección futura
Los vuelos supersónicos comerciales, como los del Concorde, cesaron en 2003 debido a costos elevados y restricciones por ruido. La NASA, con el X-59, pretende revitalizar esta industria. Las pruebas terrestres de 2025 sientan las bases para ensayos en vuelo que recopilarán datos sobre la percepción del sonido en comunidades cercanas a rutas aéreas. Estos resultados ayudarán a la FAA y otras autoridades a establecer nuevas normativas.
El proyecto, iniciado en 2018, tiene un presupuesto de $632 millones y se alinea con la misión de la NASA de avanzar en tecnología aeronáutica sostenible. Si el X-59 cumple sus objetivos, los vuelos comerciales supersónicos podrían reducir significativamente los tiempos de viaje, como un trayecto de Nueva York a Londres en menos de 4 horas.