Es lamentable que el centralismo y la burocracia atenten contra la seguridad de usuarios y conductores de las unidades de transporte público, pues hasta comprobar si las cámaras y los botones de pánico funcionan, hay que hacer una solicitud a Quito.
Las cámaras fueron ubicadas como medio de vigilancia y control de seguridad, en beneficio, sobre todo, de los usuarios de los buses y taxis.
Se obligó a los dueños de las unidades a invertir en los dispositivos y se realizó toda una campaña en el país, pero con el paso del tiempo se perdió el control.
Uno de los males del transporte público en Ecuador es la falta de seguridad. Los asaltos a taxistas son frecuentes, al igual que los atracos en buses. El sistema denominado transporte seguro trataba de suplir esta falla, aunque con algunos errores.
«Uno de los males del transporte público en Ecuador es la falta de seguridad”.
Ahora, los taxistas aseguran que solo para saber si el sistema en sus unidades funciona, deben enviar una solicitud a Quito. De ser así, sería inaceptable.
La centralización de procesos no garantiza mejor control, sino que es una forma de desdén hacia entidades locales, no siempre menos competentes ni más corruptas.
Editorial de El Diario publicado este domingo 5 de junio del 2022 en nuestra edición impresa.