El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva anunció en São Paulo, que el país salió del mapa del hambre de la ONU, un logro alcanzado gracias a políticas sociales implementadas desde 2023. Sin embargo, Gaza y Haití enfrentan niveles catastróficos de inanición (estado de extrema debilidad y desnutrición), según la FAO, debido a conflictos y bloqueos.
Según el informe de la ONU sobre el estado de la seguridad alimentaria, la inseguridad alimentaria severa en Brasil cayó por debajo del 2,5% de la población, permitiendo al país salir del mapa del hambre.
Brasil ha dado un paso gigante
Lula atribuyó este éxito a medidas como el aumento del salario mínimo, el apoyo a la agricultura familiar y programas de alimentación escolar. “Es una conquista histórica que muestra que con políticas públicas se puede combatir el hambre”, dijo en sus redes sociales.
El país ya había logrado este hito en 2014, durante el primer gobierno de Lula, pero volvió al mapa en 2021 debido a la pandemia y recortes sociales bajo gobiernos anteriores. En solo dos años, el plan Brasil Sin Hambre revirtió la situación, sacando a 24 millones de personas de la pobreza extrema.
En América Latina, la situación es desigual. Aunque la región redujo el hambre en 3,5 millones de personas entre 2021 y 2022, aún hay 43,2 millones de personas subalimentadas, según la FAO. Sudamérica muestra mejoras, lideradas por Brasil, pero países como Colombia enfrentan alertas por bajo consumo alimentario.
Haití es un caso alarmante
En contraste, Haití vive una crisis extrema, con ocho millones de personas en inseguridad alimentaria severa, agravada por conflictos y desastres naturales. Haití es un caso alarmante. Casi una de cada dos personas sufre hambre, lo que lo convierte en uno de los países con los niveles más altos de inanición en el mundo. La guerra civil y los desastres climáticos han empeorado la situación, dejando a millones sin acceso a alimentos básicos.
La FAO clasifica a Haití entre los cinco puntos críticos de hambre global, junto con Gaza, Sudán, Sudán del Sur y Malí. La falta de infraestructura y la violencia han colapsado los sistemas de distribución, dejando a millones sin alimentos básicos.

Gaza: un desastre alimentario
Kuwait y Emiratos: un contraste marcado
En el otro extremo, países como Kuwait y Emiratos Árabes Unidos destacan por sus bajos niveles de hambre. Gracias a sus economías estables y sistemas de distribución eficientes, la inseguridad alimentaria es casi inexistente. Por ejemplo, en Kuwait, menos del 1% de la población enfrenta problemas de subalimentación, un modelo que contrasta con los desafíos de América Latina.