En un espacio de nueve metros cuadrados, donde alguna vez funcionaron unos servicios higiénicos públicos, trabaja María Ramírez Cevallos, jefa del Cuerpo de Bomberos de Jama.
Los mingitorios, los lavabos y las baterías higiénicas fueron removidos y en su lugar ubicaron escritorios y sillas de oficina. Pintura, instalaciones eléctricas y luces nuevas sirvieron para recuperar el sitio y utilizarlo como centro de operaciones de la estación. Sin embargo, la oficina no es funcional.
El 16 de abril de 2016, los bomberos de Jama tuvieron una doble emergencia. Por un lado, debieron socorrer a las víctimas del terremoto y, por otro, se vieron obligados a rescatar lo poco que quedó tras el desplome del edificio de dos plantas en que funcionaba el cuartel.
Poco a poco, levantaron una choza con paredes de caña y techo de zinc. Recogieron tejas metálicas y trozos de madera de las casas que se cayeron. Utilizaron plásticos para las divisiones internas. Improvisaron camas, una mesa y un baño. Ese lugar hace de dormitorio, espacio de reuniones, bodega y comedor.
En Manabí, siete cuarteles bomberiles colapsaron por efecto del terremoto y en todos ellos la situación es similar. Existe un proyecto para recuperarlos, con financiamiento internacional, pero cada vez se dan nuevos plazos.
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