Así se realizan los velorios en Manabí: entre la fe, la comunidad y la tradición

En Manabí, los velorios no solo son momentos de duelo, sino también expresiones culturales que combinan tradición, religión y sentido comunitario profundamente arraigado.
¿Sabías que algunos velorios duran hasta tres días? Así se despide a los muertos en Manabí
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¿Sabías que algunos velorios duran hasta tres días? Así se despide a los muertos en Manabí
¿Sabías que algunos velorios duran hasta tres días? Así se despide a los muertos en Manabí

Gabriela Mantuano

Redacción ED.

Gabriela Mantuano

Redacción ED.

Nací en Manta, Manabí, el 24 de julio de 1989. Licenciada en Ciencias de la Comunicación en la UL... Ver más

En Manabí, Ecuador, los velorios tradicionales se realizan principalmente en casas familiares, y suelen extenderse por más de una noche, combinando elementos religiosos, sociales y culturales que reflejan la identidad de las comunidades de esta provincia costera. Estas prácticas, que datan de varias generaciones atrás, se mantienen vivas en zonas urbanas y rurales, marcando la manera en que las familias manabitas enfrentan la muerte de un ser querido.

Prácticas que se mantienen en el tiempo

El velorio comienza poco después del fallecimiento, generalmente en el hogar del difunto o en la casa de un familiar cercano. El cuerpo es colocado en un ataúd, adornado con flores, velas y objetos religiosos, y permanece expuesto durante toda la noche. Es común que vecinos, familiares y amigos lleguen para rezar, brindar consuelo a los deudos y compartir anécdotas.

El rosario es parte esencial de esta tradición. Durante la noche se reza en grupo, guiado por una persona mayor o por quienes tienen experiencia en rezos comunitarios. Además, en muchos casos se entonan cantos religiosos tradicionales de la región.

Los asistentes suelen llevar alimentos o bebidas para compartir, y en algunas localidades se preparan comidas típicas como café con pan, bollos, empanadas o chicha. Esta práctica responde a la intención de acompañar al alma del difunto y a su familia, promoviendo un ambiente de comunidad y solidaridad.

Elementos culturales y simbólicos del velorio manabita

Uno de los aspectos distintivos de los velorios en Manabí es su duración. En zonas rurales, pueden extenderse por dos o tres noches, especialmente si la persona fallecida era muy conocida o respetada. Además, se acostumbra mantener la puerta abierta de la casa durante todo el proceso, como muestra de acogida a quienes desean despedirse del difunto.

Es frecuente la presencia de música religiosa o instrumental en segundo plano, y en algunos casos se han documentado velorios con guitarras y cantores, particularmente en parroquias donde persisten tradiciones más antiguas. Estas expresiones son vistas como formas de acompañamiento espiritual y despedida emotiva.

Otra práctica común es la de colocar imágenes religiosas alrededor del féretro, como estampas de la Virgen María, el Sagrado Corazón de Jesús o santos patronos. Además, algunas familias colocan fotografías, cartas o pertenencias simbólicas del fallecido cerca del ataúd como forma de homenaje.

Después del velorio: el novenario y la misa

Tras el entierro, se realiza el llamado novenario, que consiste en nueve noches consecutivas de rezos por el alma del difunto. Estas jornadas se celebran en la misma casa o en la iglesia local, y reúnen nuevamente a familiares, vecinos y conocidos.

Al noveno día, se organiza una misa especial, y es común que se prepare una comida comunitaria como gesto de agradecimiento. Algunas familias extienden estas prácticas a los 30 días (el “trigésimo”) o al año del fallecimiento, como parte de un ciclo de duelo ritualizado que refuerza los vínculos familiares y comunitarios.

Estas costumbres no solo ofrecen consuelo espiritual, sino que también cumplen una función social significativa: permiten que la comunidad se una, exprese su apoyo y fortalezca sus lazos.

Preservación de la tradición y cambios recientes

Aunque la tradición permanece viva, en ciudades como Portoviejo, Manta y Chone, se observa una adaptación de los velorios a espacios como funerarias privadas, donde algunas prácticas tradicionales se simplifican o modifican por razones logísticas o económicas.

Sin embargo, en parroquias rurales como Santa Ana, Rocafuerte o El Aromo, los velorios aún conservan su esencia comunitaria. Organizaciones culturales locales y líderes comunitarios han impulsado iniciativas para documentar estas costumbres, reconociendo su valor como patrimonio intangible de la región.

El Ministerio de Cultura y Patrimonio ha identificado los rituales funerarios de Manabí como parte de las expresiones vivas del país, recomendando su estudio y promoción para asegurar su transmisión intergeneracional.

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