Agosto se consolida como el mes del año con mayor caída de cabello, según investigaciones científicas. Un estudio realizado en Reino Unido con 823 mujeres, publicado en la revista Dermatology, reveló que este fenómeno, conocido como efluvio telógeno estacional, provoca un aumento temporal en la pérdida de cabello. Factores como la exposición solar intensa, el estrés oxidativo, déficits nutricionales y el calor son los principales desencadenantes. En América Latina, y particularmente en Ecuador, las condiciones climáticas y los hábitos de verano agravan esta situación.
El efluvio telógeno estacional ocurre cuando más folículos capilares entran en su fase de reposo, lo que incrementa la caída del cabello. Según los datos, en agosto se puede perder entre 150 y 200 cabellos diarios, frente a los 50 a 100 habituales. Este fenómeno, que alcanza su punto máximo el 8 de agosto, es reversible y no suele extenderse más allá de ocho semanas. Sin embargo, si la pérdida persiste o afecta la densidad capilar, los expertos recomiendan consultar a un dermatólogo.
Factores que intensifican la caída
La investigación señala que el calor y la humedad, comunes en agosto, fomentan la acumulación de grasa y microorganismos en el cuero cabelludo, lo que irrita los folículos. En Ecuador, donde las temperaturas en regiones como la costa pueden superar los 30 °C, este efecto se acentúa. Además, la exposición prolongada al sol, el cloro de las piscinas y el agua salada del mar debilitan la fibra capilar, haciéndola más propensa a la rotura.
Por otro lado, los desequilibrios hormonales y el estrés oxidativo, exacerbados por el clima cálido, juegan un rol clave. Un artículo de Infosalus explica que, desde una perspectiva evolutiva, este patrón podría estar relacionado con el cambio estacional de pelaje en animales, un mecanismo biológico que persiste en humanos. En América Latina, estudios regionales, como uno de la Universidad de São Paulo, han observado un aumento en las consultas dermatológicas por caída capilar entre agosto y octubre.
Impacto de la nutrición y el estrés
La dieta también influye significativamente. La falta de micronutrientes como hierro, zinc o aminoácidos esenciales, como la L-cistina, puede debilitar el cabello. En Ecuador, donde las dietas veraniegas suelen incluir alimentos menos nutritivos durante las vacaciones, este déficit es común. Por ejemplo, un estudio de la Universidad San Francisco de Quito encontró que el 30 % de las mujeres entre 20 y 40 años presentan niveles bajos de hierro en meses cálidos, lo que podría agravar la caída capilar.
Asimismo, el estrés y los cambios de rutina, como la falta de sueño o una alimentación desordenada, potencian los desequilibrios fisiológicos. En América Latina, la temporada de verano coincide con períodos de mayor actividad social y viajes, lo que altera los hábitos saludables. Según datos de Google Trends, las búsquedas relacionadas con “caída de cabello” en países como Ecuador, Colombia y Brasil se incrementan hasta un 25 % durante agosto y septiembre.
Recomendaciones para evitar caída
Aunque la caída estacional es normal y temporal, los especialistas sugieren mantener una dieta equilibrada, proteger el cabello del sol y evitar productos agresivos. En Ecuador, donde el turismo costero es popular en agosto, el uso de protectores solares capilares y enjuagues con agua dulce tras la exposición al mar o piscinas puede minimizar el daño.
En conclusión, la caída de cabello en agosto responde a un fenómeno biológico natural, agravado por factores ambientales y hábitos estacionales. Aunque no suele ser motivo de alarma, una atención adecuada puede prevenir complicaciones. Si los síntomas persisten, la consulta con un profesional es clave para descartar problemas subyacentes.