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Un video subido a las redes sociales habría servido para que sicarios ubiquen el lugar de una fiesta, donde asesinaron a siete personas, dijo la Policía.

Una de las masacres con mayor número de víctimas de la última década ocurrió en el barrio El Porvenir la noche del jueves.

El escenario: una fiesta de cumpleaños de Franklin Fernando Quizpi, que celebraba 33 años, y en la cual participaron familiares y amigos.

En eso estaban, celebrando, bebiendo, tomándose fotografías, hacían videos que subían a sus estados de WhatsApp.

Según la Policía, esa habría sido la manera como los sicarios lograron ubicar el lugar de la fiesta. Fueron dos asesinos que llegaron a la vivienda del festejo.

Ubicados por un video

Uno armado con un arma calibre 9 milímetros y el otro con un fusil.

En el informe policial se detalla que los individuos habrían aprovechado el paso de un carro recolector de basura para camuflarse y atacar a quienes estaban festejando en la casa.

Cuando la balacera terminó, los sicarios corrieron hasta un carro que los esperaba cerca, avanzaron tres cuadras y le prendieron fuego al vehículo.

Luego se montaron en otro carro que los esperaba y huyeron. Mientras tanto, en el lugar del ataque se vivieron momentos de desesperación por trasladar a los afectados a casas de salud.

En el lugar del ataque fallecieron a causa de los disparos Milton Oswaldo Villavicencio Loor (78), Anthony Nelson López Castro (22), Franklin Fernando Quizpi Montanero (33), Luis Euclides García Mendoza y Neyron Adaliz Montanero Roldán (51), quien, según sus familiares, no registra antecedentes penales.

Ellos indicaron que era una persona honrada y trabajadora. En el hospital del Seguro Social se confirmaron los decesos de Luis Augusto Basurto (71) y de Franklin Quizpi Macías (57).

Mientras que Neyron Gabriel Montanero Bello (32) lucha por su vida en un hospital.

Hasta el momento, la Policía no ha divulgado hacia quién de los asistentes a la fiesta estaba dirigido este ataque.

Con estos crímenes en el distrito de Manta, Montecristi y Jaramijó, se han registrado 281 muertes violentas.

La mayoría fueron ejecutadas al estilo sicariato, es decir muertes por encargo en una guerra entres bandas que se disputan las rutas y territorios del narcotráfico. Por esta última masacre no hay detenidos. 

Un hombre que resultó herido durante el tiroteo permanece hospitalizado luchando por su vida.