Acoso escolar en Ecuador: un tema que causa mucho daño a las víctimas y que se puede sancionar con multas y cárcel

En Ecuador, el acoso escolar afecta al 23% de los estudiantes de forma reiterativa, dejando cicatrices físicas y emocionales. La Ley Reformatoria del COIP de 2021 impone multas de hasta $6,900 y penas de prisión para casos graves. Sin embargo, el subreporte y la naturalización del bullying obstaculizan su erradicación.
En Ecuador, los casos de acoso escolar pueden ser sancionados con prisión cuando son graves
En Ecuador, los casos de acoso escolar pueden ser sancionados con prisión cuando son graves
En Ecuador, los casos de acoso escolar pueden ser sancionados con prisión cuando son graves
En Ecuador, los casos de acoso escolar pueden ser sancionados con prisión cuando son graves

Jaime Ugalde

Redacción ED.

Jaime Ugalde

Redacción ED.

Periodista por vocación y profesión. Treinta y cinco años teniendo el privilegio de hacer cobertu... Ver más

Cada día, 6 de cada 10 estudiantes en Ecuador enfrentan violencia escolar, desde insultos hasta agresiones físicas. El acoso escolar, tipificado como contravención en 2021, castiga a los agresores con multas de hasta $6,900 o cárcel si deriva en delitos graves. Sin embargo, el silencio de las víctimas y la indiferencia social agravan este problema. ¿Qué dice la ley? ¿Cómo se protege a los estudiantes? ¿Qué se debe considerar ahora que inicia el año lectivo en la Costa?

El peso de la ley contra el acoso escolar

En 2021, Ecuador fortaleció su lucha contra el acoso escolar. La Ley Reformatoria del Código Orgánico Integral Penal (COIP) tipificó el acoso escolar, académico y el ciberacoso como contravención. Esta norma busca frenar la violencia en las aulas y plataformas digitales.
El COIP define el acoso escolar como agresiones intencionales y reiterativas. Incluye insultos, humillaciones, exclusión o ciberacoso. Las penas son claras. Los agresores enfrentan multas de hasta 15 salarios básicos unificados, equivalentes a $6,900 en 2025. También pueden realizar hasta 100 horas de trabajo comunitario.
En casos de menores, las sanciones son socioeducativas. Estas incluyen amonestaciones o programas de orientación. Los jueces priorizan la reparación del daño. Esto puede implicar disculpas públicas o apoyo psicológico para el agresor.

Cuando el acoso se convierte en delito

El acoso escolar no siempre queda en contravención. Si las agresiones escalan, se tipifican como delitos. Por ejemplo, las lesiones graves conllevan 3 a 7 años de prisión (Art. 152 del COIP). La violencia psicológica se castiga con 6 meses a 3 años (Art. 158).
Si el acoso lleva a la víctima al suicidio, la instigación al suicidio implica 3 a 7 años de cárcel (Art. 147). El ciberacoso con difusión de contenido difamatorio puede implicar violación de la intimidad (Art. 178), con penas adicionales. Estos casos requieren intervención de la Fiscalía.
En 2022, el Ministerio de Educación registró 607 casos denunciados de acoso escolar. Sin embargo, la gravedad de algunos casos llevó a procesos penales. Las autoridades educativas deben reportar estos incidentes a la Fiscalía.

Estadísticas alarmantes del acoso escolar

El acoso escolar es una realidad extendida en Ecuador. Un estudio de 2015 de UNICEF y el Ministerio de Educación reveló que el 23% de los estudiantes entre 11 y 18 años sufren acoso reiterativo. Esto equivale a 1 de cada 5 estudiantes.
En 2023, el 58.8% de los estudiantes reportaron al menos un episodio de violencia escolar. Esto significa que 6 de cada 10 estudiantes enfrentan algún tipo de agresión. En Santo Domingo de los Tsáchilas, el 69% de los estudiantes de secundaria reportaron acoso en 2023.
El ciberacoso ha crecido con el uso de redes sociales. Entre 4.6% y 50% de los jóvenes han experimentado bullying digital, según estudios de 2018. En 2022, el 43.3% de las víctimas fueron mujeres y el 54.5% hombres.

Protocolos para frenar la violencia y acoso escolar

El Ministerio de Educación ha implementado protocolos. Desde 2017, las Guías y Protocolos de Actuación son obligatorias en todas las escuelas. Estos se actualizaron en 2020 y 2022. Su objetivo es prevenir y abordar el acoso escolar.
Los protocolos establecen tres pasos clave. Primero, reconocer los riesgos psicosociales, como insultos o exclusión. Segundo, actuar para proteger a la víctima y denunciar a las autoridades si es necesario. Tercero, acompañar a las víctimas con apoyo psicológico.
Los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) son el primer punto de contacto. Ellos garantizan confidencialidad y apoyo. Las escuelas también deben realizar capacitaciones y campañas de sensibilización. Estas promueven el respeto y la resolución pacífica de conflictos.
Jessenia Cedeño, dice que muchos profesores conocen los lineamientos generales de los protocolos, pero que son los miembros de los DECE, los inspectores y las autoridades los que manejan al detalle los documentos y procesos.

Qué es el acoso escolar y cómo identificarlo

El acoso escolar es violencia intencional y reiterativa entre estudiantes. Incluye insultos, apodos ofensivos, rumores, agresiones físicas o ciberacoso. Se caracteriza por un desequilibrio de poder. El agresor busca humillar o excluir a la víctima.
La docente Sandra Zambrano, dice que las víctima muestran baja autoestima, ansiedad o tristeza constante. Además, señala que hay que estar atentos con los alumnos que se aíslan y prefieren la soledad en los recreos. Muchas veces eso es una señal, dice.
Otros signos incluyen cambios en el apetito, insomnio o pesadillas. Los padres y docentes deben estar atentos. Un estudiante que llega con pertenencias dañadas o lesiones inexplicables puede ser víctima. También lo es quien muestra miedo a ciertos compañeros o rechazo al uso de redes sociales.

Consecuencias devastadoras del acoso escolar

El acoso escolar deja huellas profundas. Las víctimas sufren depresión, ansiedad o estrés postraumático. Su rendimiento académico cae. En casos extremos, el acoso lleva al suicidio. En 2022, se reportaron 130 suicidios entre estudiantes.
El impacto trasciende la infancia. Las víctimas enfrentan dificultades para socializar en la adultez. Pueden desarrollar trastornos de confianza o problemas de salud mental. La exclusión social genera un sentimiento de aislamiento permanente.
En el entorno escolar, el acoso afecta a todos. Los testigos normalizan la violencia. Esto perpetúa un ciclo de agresiones. Las escuelas pierden su rol como espacios seguros.

El silencio que agrava el problema del acoso escolar

La falta de denuncia es un obstáculo mayor. El 96.6% de las víctimas de violencia escolar, especialmente mujeres, no denuncian. Muchas temen represalias o estigmatización. Otras creen que el acoso es «normal» en la escuela.
El Ministerio de Educación promueve campañas para desnaturalizar el bullying, pero la normalización agrava la situación. Frases como «son cosas de niños» minimizan el problema. Esto dificulta que docentes y padres identifiquen casos. Sin denuncia, los agresores no enfrentan consecuencias y sin castigo, el problema crece.

Acoso escolar a niñas y jóvenes: una realidad alarmante

Las niñas y jóvenes enfrentan un riesgo particular. Datos del ciclo Sierra del 2025, 19 de cada 100 mujeres reportaron violencia en el ámbito educativo. De ellas, 5 de cada 10 sufrieron acoso. El 7% fueron víctimas de violencia sexual.
En 2022, el 91.8% de las víctimas de abuso sexual en escuelas fueron mujeres. Solo el 8.2% fueron hombres. El ciberacoso también afecta más a las niñas. Ellas enfrentan humillaciones por su apariencia o rumores en redes sociales.
Las consecuencias son graves. Las niñas víctimas desarrollan miedo a la escuela. Su autoestima se desploma. Muchas enfrentan trastornos alimenticios o depresión.

Un llamado a la acción 

Para el docente José Barberán, Ecuador ha dado pasos firmes contra el acoso escolar. Las multas de $6,900 y las penas de hasta 7 años de prisión son herramientas legales clave.
Jessenia Cedeño, cree que los protocolos del Ministerio de Educación guían a las escuelas. Sin embargo, el cambio requiere más. Entre eso, más capacitación a los docentes. Difusión masiva y constante de los protocolos.
Las familias deben escuchar a sus hijos.  La sociedad debe rechazar el bullying como «normal». Solo así las víctimas encontrarán justicia. Solo así las escuelas serán espacios seguros.

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