La educación necesita actualizarse para responder a los desafíos del presente. Si bien la formación general sigue siendo valiosa, es urgente incorporar asignaturas relacionadas con tecnología, redes sociales, inteligencia artificial, marketing digital y otras disciplinas emergentes que ya forman parte de la vida cotidiana.
Hay que tomar en cuenta que el mundo ha cambiado y con él la manera de aprender, trabajar y comunicarse y el área educativa no puede quedarse atrás. La inclusión de nuevas materias no solo moderniza el currículo, sino que lo acerca a las necesidades reales de los estudiantes y de la sociedad.
Es acertado que el Ministerio de Educación haya incluido contenidos como finanzas personales y cívica en los nuevos planes de estudio. Sin embargo, falta dar cabida a herramientas como la inteligencia artificial, cuyo uso responsable y guiado puede fortalecer el pensamiento crítico, la investigación y la creatividad.
El enfoque no debe ser prohibir, sino enseñar a utilizar con ética los recursos disponibles. Con esto se requiere también una transformación en la actitud de docentes y autoridades frente a la tecnología, viéndola como una aliada y no como una amenaza.
Es necesaria una educación conectada con la realidad si se quiere asegurar una sociedad competitiva y en franco desarrollo.