Bajo las ruinas del alma, novela de Félix S. Pilay Toala, que nos sumerge en el terremoto que sacudió a Ecuador el 16 de abril de 2016.
No solo relata las tragedias personales, sino que refleja la magnitud del olvido institucional y social que ha afectado a las víctimas del desastre. Va más allá de la simple narración de hechos; es un retrato de la desolación de quienes, hoy después de nueve años se enfrentan a la reconstrucción física y de sus sueños.
El terremoto, según estadísticas, dejó un millón de afectados, 663 muertos, 6.200 heridos, 29.000 damnificados y desaparecidos, afectó la infraestructura de la Costa y desnudó las deficiencias del sistema de respuesta ante desastres. En la obra, la protagonista vive el horror del colapso del edificio que se convierte en un símbolo de la caída de la esperanza y que la mantuvo bajo los escombros 21 horas y 35 minutos y la muerte de su compañero, resalta una tragedia humana conmovedora, víctimas anónimas que, tras el evento, fueron relegadas al olvido por un sistema incapaz de ofrecerles ayuda efectiva.
El autor relata, con una carga emocional profunda, la indiferencia y la falta de acompañamiento a los afectados. En las páginas, el lector se encuentra con las historias de personas que, tras la tragedia, ven cómo sus esperanzas y sueños se desvanecen.
El rescate exitoso de Ligia Magdalena y la muerte de su compañero marcó un antes y un después en la vida de los personajes, simboliza también la muerte de las ilusiones de muchos manabitas que, tras la tragedia, se enfrentaron a la dura realidad de un sistema incapaz de ofrecerles apoyo y solidaridad. La novela ofrece una mirada sobre la manera en que los afectados, lejos de encontrar respuestas inmediatas, fueron arrastrados a una espera interminable y la desesperación.
En la novela el autor no solo cuenta la historia de Ligia Magdalena, sino que es un grito desesperado, pero también una esperanza de que, al alzar la voz, algo pueda cambiar para quienes aún viven bajo las ruinas, tanto físicas como espirituales, de un desastre que los dejó marcados para siempre.
La obra refleja la verdad de una tragedia que no ha tenido el cierre que merecen sus víctimas. Es un tributo a Manabí y los manabitas, que como Ligia, siguen esperando una respuesta que les permita reconstruir sus vidas y sueños perdidos.
La novela será presentada el 16 de abril de 2025, en el Museo de Portoviejo, a las 15h00.