El Consejo Nacional Electoral (CNE) reportó una diferencia de más de un millón de votos entre Daniel Noboa y Luisa González, la tendencia fue calificada por el analista político Antuan Barquet como «indiscutiblemente favorable» para el actual presidente, quien buscaba su reelección en un escenario de crisis estructural.
A pesar del triunfo, Noboa deberá enfrentar desafíos territoriales importantes. En Manabí, bastión histórico del correísmo, González mantuvo la delantera. Barquet explicó que la fidelidad del electorado manabita responde a una percepción de atención gubernamental durante los gobiernos de la Revolución Ciudadana, especialmente tras el terremoto de 2016.
“El voto en Manabí es emocional, basado en la memoria de presencia estatal. Mientras eso no cambie, será difícil para Noboa ganar apoyo ahí”, señaló Antuan Barquet. Para revertir esta tendencia, el analista recomienda una mayor presencia territorial y conexión emocional con los votantes manabitas, más allá de la obra pública o los discursos técnicos.
Gobernabilidad en una Asamblea dividida
La Asamblea Nacional también será un reto para Noboa. Aunque la Revolución Ciudadana mantiene una presencia significativa, Antuan Barquet señala que la reconfiguración política en primera vuelta ofrece oportunidades para nuevas alianzas.
“El principal dilema del periodo anterior fue la falta de sintonía entre el Ejecutivo y Legislativo. Hoy hay margen para alianzas que permitan mayor gobernabilidad”, explicó. Noboa, según Barquet, podría lograr gobernabilidad institucional si articula acuerdos legislativos, aunque el desafío estará en manejar una Asamblea polarizada y fragmentada.
Desgaste del correísmo y errores de campaña
Antuan Barquet identifica una serie de errores estructurales en la campaña de Luisa González, que habrían debilitado su imagen ante el electorado. “Hubo fallas comunicacionales que trascendieron el entorno cercano de la candidata y afectaron su conexión emocional con la ciudadanía”, indicó.
Entre los errores mencionados están los mensajes defensivos y repetitivos durante el debate presidencial, así como una descoordinación en las vocerías del correísmo. Evidenciada, afirma, en discursos contradictorios sobre temas económicos como la propuesta de los “ecuadólares”.
“La falta de un liderazgo comparable al de Rafael Correa afectó la campaña. La figura del expresidente sigue pesando, pero su intervención ya no tiene el mismo efecto movilizador”, agregó.
Anticorreísmo y liderazgo político de Noboa
El triunfo de Noboa se inscribe en una tendencia nacional de rechazo al correísmo, que se ha mantenido desde 2017. Sin embargo, Antuan Barquet advierte que este fenómeno coexiste con un desgaste natural del movimiento político liderado por Correa, debido a la ausencia de nuevos liderazgos sólidos.
“La Revolución Ciudadana sigue siendo parte de la memoria política del país, pero enfrenta una pérdida de estructura y organización. Eso se reflejó en la campaña de González”, analizó Barquet. Además, señaló que la presencia activa de Correa durante la campaña, con entrevistas y publicaciones en redes sociales, pudo haber debilitado la imagen de autonomía que González intentó proyectar.
Conclusiones de Antuan Barquet
El triunfo de Daniel Noboa en la segunda vuelta marca un punto de inflexión para la política ecuatoriana. Su reto será convertir el respaldo en gobernabilidad, consolidar alianzas legislativas y responder a demandas ciudadanas en medio de una crisis multidimensional.
En tanto, el correísmo, aunque aún presente, enfrenta el desafío de renovarse o quedar rezagado ante un electorado que busca respuestas concretas más allá de lealtades históricas, concluyó Antuan Barquet.