Es una vergüenza que la clase política y dirigencial de Jipijapa no haya podido solucionar el problema de la falta de agua de esta población por tantas décadas.

También lo están los líderes, la academia, las organizaciones sociales y más, que no han tenido la fuerza para empujar a sus autoridades a una solución y a organizarse para proporcionar alternativas viables.

Ni la extinta Junta de Recursos Hidráulicos ni la actual Empresa de Agua Potable y Alcantarillado de Jipijapa han logrado solucionar el histórico clamor de la población, que hoy recibe agua a cuentagotas, cada quince días, pero paga por un servicio casi inexistente.

La presa Paján, azolvada a los pocos años de su construcción, en la década de los 90, no fue la solución.

«La falta de agua es un problema social, sanitario y económico”.

Tampoco lo ha sido el abastecimiento desde la planta de Caza Lagarto, alimentada por Poza Honda a través de un acueducto construido por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la época del correísmo, que desde su inicio tuvo problemas técnicos sobre los que se alertó en su momento, pero que no fueron considerados. Y nada se conoce de los estudios que se iban a elaborar con un crédito del Banco de Desarrollo del Ecuador.

El GPM está pidiendo la competencia para que el Gobierno central le permita elaborar los estudios para el proyecto Ayampe, para dotar de agua a la zona sur; la respuesta no se ha dado.
Ojalá pronto Jipijapa tenga noticias positivas.

Editorial de El Diario publicado este viernes 8 de julio del 2022 en nuestra edición impresa.