Hablarle a los perros como si fueran bebés es un hábito frecuente entre los dueños, pero según el adiestrador canino Alejandro Flores, puede convertirse en un obstáculo para su educación. En sus redes sociales, donde acumula más de 180 mil seguidores, recibe a diario consultas sobre este tema.
Su respuesta es clara: usar una voz infantil para corregir conductas genera confusión y no permite que el animal entienda con claridad lo que se espera de él. La educación, subrayó, es un proceso que debe empezar desde cachorro, con pautas consistentes que ayuden al perro a adaptarse al hogar y a la dinámica de la familia.
La importancia de la disciplina positiva
Para Flores, un error común es pensar que educar significa gritar o imponer castigos. Al contrario, el perro interpreta estas actitudes como agresivas y puede responder con miedo, ansiedad o incluso conductas indeseadas. En su visión, el adiestramiento debe combinar disciplina y afecto, creando un vínculo de respeto mutuo. “Si yo exijo a mi perro, va a odiar que lo eduque. Necesito que lo haga desde el cariño y desde lo positivo”, aseguró en uno de sus videos más vistos. La clave, dice, está en establecer límites claros, pero siempre desde la calma y el refuerzo positivo, lo que genera mejores resultados a largo plazo.
Humanizar a tu perro no es educar
Otro punto que destacó el adiestrador es la tendencia a humanizar a las mascotas. Aunque muchos dueños tratan a sus perros como miembros de la familia —lo que refuerza el vínculo emocional—, trasladarles conductas humanas como hablarles con diminutivos o tratarlos como bebés puede generar desequilibrios en su comportamiento. Flores enfatizó que un perro necesita comprender su lugar dentro de la jerarquía familiar para sentirse seguro y equilibrado. La humanización, dijo, más que ayudar, puede provocar frustraciones tanto en el animal como en sus tutores.
Un llamado a la comunidad de adiestradores de perros
En su exposición, Flores también se dirigió a otros profesionales de la educación canina, pidiendo unificar criterios para transmitir mensajes claros y responsables a la sociedad. Según él, aún existen métodos contrapuestos que confunden a los dueños. Su propuesta es avanzar hacia un modelo educativo basado en el respeto, la coherencia y la paciencia. “Si tengo un buen sistema educativo, no hace falta ni exigirle ni castigarlo”, concluyó, recalcando que el perro debe adaptarse al estilo de vida del tutor y no al revés.