Últimamente hemos notado que la información oficial adolece de falta de veracidad, lo cual afecta la credibilidad del gobernante. La Presidencia de la República cuenta ahora con una vocería oficial que tiene el deber de proporcionar al pueblo la información relacionada con las principales labores que viene cumpliendo día a día el Ejecutivo, incluyendo a sus ministros secretarios de Estado. La vocera debe cumplir su tarea con veracidad, oportunidad y alto profesionalismo; no se comprendería que exista discrepancia entre lo que informe la vocera presidencial y lo que expresen los ministros de Estado.
Al pueblo soberano no se le puede mentir. Por ejemplo, en relación con el alza del precio del diésel, no se puede negar que este hecho económico va a repercutir directamente en la carestía de la vida, es decir, en la elevación de los precios de aquellos productos básicos que contiene la canasta familiar, porque simple y llanamente el valor del combustible encarece el flete del transporte, especialmente si se lo realiza de una región a otra. Las papas, legumbres, frutas y lácteos inevitablemente subirán de precio, agudizando la inflación. Paradójicamente, el señor presidente ha dicho orondamente que no habrá alza de dichos insumos porque cree equivocadamente que, entregando bonos a los transportistas y a unos cuantos agricultores, especialmente afines al Gobierno, se evitará el alza del precio de los alimentos y pasajes, que según ellos con estos incentivos no habrá ni inflación ni especulación.
A través de la saturada publicidad oficial, se ha dicho que el Gobierno, en forma dadivosa, ha devuelto el IVA a las personas de la tercera edad y con discapacidad, pero aún hay quejas de que dicha devolución no se ha efectuado por todos los meses pendientes, que según algunos afectados no se les ha reintegrado por más de seis meses. Nos preguntamos: ¿por qué el Gobierno se ha permitido retener indebidamente la devolución del IVA por tantos meses? ¿Se lo tenía guardado para dorar la píldora frente al golpe que ha significado la elevación del combustible?
En medio de esta vorágine, la crisis de la salud sigue galopante, no solo por la falta de medicina, sino, aún más grave, por la falta de alimentos para los enfermos hospitalizados y de los médicos, así como también por la falta de pago al personal de seguridad y limpieza. Nunca antes se había visto en Ecuador una situación tan calamitosa. El comité creado por el presidente para dar pronta solución al problema de la salud aún no demuestra resultados. Siguen divagando sobre si, para adquirir medicinas, hay que declarar en emergencia el sistema de salud.
Muchos comprenden que estas medidas son exigencia del Fondo Monetario Internacional y que fue una imposición que trajo en cartera el secretario de Estado, Marco Rubio.