César Zuka Gutiérrez, artesano y guía cultural de Cabanaconde, despierta asombro entre los visitantes del Cañón del Colca al presentarse como un “cóndor humano” con un traje artesanal de más de 10 kilogramos, buscando conectar emocionalmente a los turistas con el cóndor andino y promover su conservación en uno de los paisajes naturales más emblemáticos del Perú.
El espectáculo del “cóndor humano” en el mirador
Cada mañana, en el mirador de la Cruz del Cóndor, Zuka aparece ataviado con un traje confeccionado a mano que recrea fielmente los rasgos del ave insignia de los Andes.
El disfraz incluye alas de fibra natural, plumaje sintético y máscara detallada. Su peso supera los 10 kilogramos, lo que exige resistencia física para simular el vuelo. Con movimientos pausados, imita el planeo y la postura del cóndor, generando sorpresa.
Este performance ha causado revuelo en redes sociales, donde los visitantes comparten selfies creyendo ver el ave real, antes de descubrir la figura humana detrás del disfraz.
Un mensaje de conservación y turismo responsable
Junto al espectáculo visual, César Zuka difunde información sobre el cóndor andino: su estado de conservación, amenazas por caza y pérdida de hábitat.
Además, explica la importancia ecológica del cóndor como reciclador de carroñas. También detalla los proyectos de seguimiento de la Sociedad de Ornitología del Perú. Zuka invita a respetar áreas protegidas y no interferir con el comportamiento del ave.
Con esta iniciativa, el hombre busca fomentar un turismo sostenible que valore tanto la experiencia única de avistar cóndores en libertad como la protección de su entorno natural.
Orígenes y motivaciones del artista
Originario de Cabanaconde, población agropastoril ubicada a más de 3.200 metros de altitud, César aprendió de niño los mitos andinos sobre el cóndor, símbolo de sabiduría y mensajero de los dioses según la cosmovisión local.
Su formación en artesanía textil le permitió diseñar y coser el traje con materiales locales, mientras que su experiencia como guía turístico le dio el impulso para integrar el arte y la educación ambiental.
“Quiero que la gente no solo admire al cóndor, sino que entienda su papel en el ecosistema y la urgencia de protegerlo”, afirma Zuka.
Impacto en la comunidad y el entorno
La propuesta ha generado beneficios indirectos para Cabanaconde y el Colca. Con la presencia del “cóndor de Colca” se ha incrementado el número de visitantes interesados en experiencias culturales. Además hay mayor difusión de proyectos de conservación financiados por ONG locales.
También se ha logrado la concienciación de turistas sobre el respeto al hábitat y normas de observación.
Las autoridades regionales de Arequipa han valorado la iniciativa como un ejemplo de turismo creativo que combina tradición, arte y compromiso ambiental.
Recomendaciones para los visitantes
Para disfrutar de la experiencia sin dañar el hábitat, se aconseja:
- Mantener al menos 50 metros de distancia de los cóndores reales.
- Evitar ruidos fuertes o movimientos bruscos que alteren a las aves.
- No alimentar ni brindar refugio artificial que modifique su comportamiento.
- Apoyar los centros de rescate y monitoreo con donaciones o voluntariado.
- Contratar guías locales certificados, como Zuka, que promueven el respeto al entorno.
Estas medidas garantizan una observación responsable y contribuyen a la sostenibilidad de la actividad turística en el Cañón del Colca.
Conclusión: arte y ecología al servicio de la conservación
El “cóndor humano” de César Zuka Gutiérrez trasciende el espectáculo: es una llamada de atención sobre el estado vulnerable del cóndor andino y el valor del Cañón del Colca. Su traje de más de 10 kg, elaborado con técnicas artesanales, simboliza la fuerza y la fragilidad de este ave emblemática.
Al combinar arte, cultura y divulgación científica, Zuka demuestra cómo el turismo responsable puede ser un motor de conciencia ambiental, invitando a turistas y locales a convertirse en guardianes de los Andes.