El autoboicot, un comportamiento que lleva a las personas a actuar en contra de sus propios intereses, afecta a muchos sin que sean conscientes de ello. Según la psicóloga Andrea Delgado, este fenómeno se manifiesta al procrastinar, subestimar capacidades o repetir patrones destructivos, impidiendo el logro de metas personales, profesionales o relacionales. Identificar y combatir estas trampas mentales es clave para recuperar el control y avanzar hacia una vida plena.
Delgado define el autoboicot como “una trampa mental donde alguien, consciente o inconscientemente, sabotea sus propios esfuerzos, metas o relaciones”. Este comportamiento puede originarse en creencias negativas arraigadas en experiencias pasadas, como críticas en la infancia, expectativas irreales o castigos por errores. “Estas vivencias generan un diálogo interno severo que mina la confianza y fomenta el autosabotaje crónico”, explica la experta.
Las causas del autoboicot son variadas
El miedo al fracaso lleva a evitar intentos por temor a no cumplir expectativas, mientras que el miedo al éxito surge de creencias de no merecimiento o temor a nuevas responsabilidades. Mientras que Ana Laura Santana, psicóloga explica que el perfeccionismo, al establecer metas inalcanzables, genera autocrítica constante, y la preferencia por la zona de confort, aunque incómoda, evita la incertidumbre del cambio. “El autoboicot no solo afecta metas profesionales o académicas, sino también relaciones, salud mental y la capacidad de disfrutar la vida”, subraya.
Las consecuencias son significativas. La procrastinación crónica, por ejemplo, posterga tareas importantes para evitar el miedo al fracaso o al juicio, agrega Santana. Esto refuerza una baja autoestima, ya que cada acto de autosabotaje confirma la idea de no ser capaz o merecedor. En las relaciones, el autoboicot puede generar tensiones al evitar la vulnerabilidad o sabotear vínculos saludables, lo que deriva en aislamiento o conflictos. A largo plazo, este patrón conduce a un estancamiento personal, limitando el crecimiento y el desarrollo.
Combatirlo requiere esfuerzo consciente
Santana propone estrategias prácticas para superarlo. El primer paso es identificar patrones y desencadenantes, utilizando herramientas como un diario para registrar pensamientos negativos o momentos de procrastinación. Practicar la autocompasión, tratarse con amabilidad ante errores, ayuda a cuestionar creencias limitantes. Establecer metas realistas y dividirlas en pasos pequeños reduce el miedo al fracaso y fomenta la motivación. Tolerar la incomodidad del cambio, practicar mindfulness para aumentar la conciencia emocional y rodearse de personas que impulsen el crecimiento son también claves.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es especialmente efectiva, según ambas expertas. Esta técnica ayuda a identificar pensamientos automáticos negativos, como “no soy lo suficientemente bueno”, y reemplazarlos por afirmaciones realistas, como “estoy aprendiendo y cada paso cuenta”.
“El autoboicot es un comportamiento aprendido que puede modificarse con paciencia y las herramientas adecuadas”, asegura Delgado. Reconocer estas trampas mentales y trabajar en ellas permite avanzar hacia una vida más plena. “Todos somos merecedores de éxito, felicidad y crecimiento; el primer paso es creerlo”, concluye Santana.