El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia confirmó el 6 de junio de 2025 la participación de diez binomios en las elecciones presidenciales del 17 de agosto, según anunció en Santa Cruz el presidente del TSE, Óscar Hassenteufel. La sesión, trasladada desde La Paz por tensiones sociales y protestas de seguidores del exmandatario Evo Morales, cuya candidatura fue rechazada, ratificó las candidaturas en medio de un clima de polarización. El proceso busca elegir al presidente, vicepresidente y la conformación del Congreso para el período 2025-2030.
Hassenteufel presentó la lista de candidatos habilitados, que incluye a Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, respaldado por el Tribunal Constitucional. El TSE reportó que de 3.200 candidatos registrados, solo 1.180 fueron habilitados, según el diario El Deber. El cronograma electoral abre ahora un período para impugnaciones y sustituciones. Entre los candidatos del Movimiento al Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo, exministro de Gobierno, liderará la propuesta tras la decisión del presidente Luis Arce de no buscar la reelección. La oposición, fragmentada, incluye a figuras como Jorge “Tuto” Quiroga y Samuel Doria Medina, reconocidos por sus políticas liberales y de privatización en el pasado.
Elecciones se darán en un momento de tensión social
Las elecciones se desarrollan en un contexto de fuerte tensión social, con protestas impulsadas por la escasez de combustibles y el alza de precios de alimentos. Seguidores de Evo Morales han bloqueado carreteras exigiendo su participación y la renuncia de Arce, cuya popularidad ha decaído por la crisis económica. Andrónico Rodríguez, exaliado de Morales, compite bajo una nueva sigla, criticando la gestión de Arce y reflejando las divisiones internas del MAS, en el poder desde 2005.
El traslado de la sesión del TSE a Santa Cruz responde a la presión de los manifestantes, que han intensificado sus acciones en La Paz. Hassenteufel aseguró que las elecciones se realizarán pese a los intentos de algunos grupos por obstaculizar el proceso. El TSE ha reforzado la seguridad en sus instalaciones y trabaja para garantizar la transparencia del comicio. Los 1.180 candidatos habilitados competirán por escaños en el Congreso, donde el MAS busca mantener su hegemonía frente a una oposición dividida. Sin embargo, lo hará con figuras de peso como Quiroga y Doria Medina.
Crisis económica en Bolivia
La crisis económica, con una inflación acumulada del 7 % en 2024 según el Banco Central de Bolivia, ha exacerbado el descontento social. La escasez de combustibles, atribuida a problemas logísticos y menor producción, ha generado bloqueos que afectan el comercio y la movilidad. Morales, quien gobernó entre 2006 y 2019, mantiene una base sólida de apoyo, pero su inhabilitación, basada en fallos constitucionales que limitan reelecciones, ha polarizado aún más el escenario político.
El MAS, liderado ahora por Del Castillo, enfrenta el desafío de renovar su imagen tras 20 años en el poder. Rodríguez, por su parte, representa una facción disidente que busca capitalizar el descontento con Arce. La oposición, aunque fragmentada, apuesta por propuestas de mercado libre y reformas estructurales para atraer votantes descontentos. El TSE ha instado a los partidos a cumplir con el cronograma electoral y ha habilitado canales para resolver impugnaciones. Todo esto con el objetivo de mantener el orden en el proceso.
Bolivia atraviesa un momento crítico, con tensiones políticas y sociales que reflejan las profundas divisiones del país. En 2024, las protestas por la crisis económica se intensificaron, con un impacto directo en la gobernabilidad de Arce. El MAS, que ha dominado la política boliviana durante dos décadas, enfrenta su mayor desafío interno con la ruptura entre facciones leales a Morales y Arce. Las elecciones de agosto serán clave para definir el rumbo del país, en un contexto donde el 60 % de la población percibe un deterioro económico, según encuestas recientes.
