El aumento del precio del plátano, un ingrediente esencial en la gastronomía manabita, está afectando tanto a comerciantes como a consumidores en varias ciudades de la costa y Portoviejo no es la excepción. Según comerciantes y agricultores locales, las pérdidas en los cultivos debido a las inundaciones provocadas por el invierno entre febrero y abril han generado una escasez que duplicó los costos de los racimos, impactando directamente a negocios locales. 

Carla Zambrano, administradora de ‘Cafetería La Tortilla’, ubicada en la calle Rocafuerte, explica que el alza no solo afecta al plátano, sino también a otros insumos como maíz, yuca, almidón, queso y maní. “Tuvimos que subir $0.10 a nuestros productos. Antes, un corviche o una tortilla costaba $0.50, ahora $0.60”, detalla.

Este ajuste, aunque mínimo, impacta a los clientes recurrentes que desayunan diariamente, aumentando su gasto semanal en $0.50. Zambrano señala que el quintal de almidón, por ejemplo, pasó de $60-$80 a casi $100, un incremento que comenzó antes del invierno y se agravó por los costos de secado. A pesar de las quejas de algunos clientes, el aumento parece definitivo, ya que los costos operativos, incluidos la grasa para chicharrón, no se ajustaban desde antes del terremoto.

Otros optan por producir menos

En ‘Bocaditos Raima’, Karina Argüello enfrenta una situación similar. Los racimos de plátano, que antes costaban $5-$6, ahora alcanzan $12-$14, y la escasez ha reducido la producción de bolones, tigrillos y tortitas de verde. “Sacamos menos productos, la vitrina está vacía”, lamenta Argüello, quien mantiene los precios en $0.50-$1 por consideración a los clientes, aunque no descarta incrementos si la situación persiste. Los proveedores simplemente responden “no hay plátano”, lo que complica el abastecimiento.

En el mercado Plaza Central, el vendedor de plátano Carlos Anchundia confirma que el invierno dañó los cultivos en las zonas rurales de Portoviejo y cantones cercanos como Rocafuerte y 24 de Mayo. “Los productores imponen el precio porque hay compradores de otros cantones que pagan más por cantidad, especialmente para chifles”, explica. Esto crea una cadena de aumentos: el comerciante revende a un dólar más, encareciendo el producto final.

Menos cantidad al menudeo

En su puesto, el plátano que ofrece a sus clientes es el que le llega de Quevedo, que es de menor calidad que el criollo local, pero que aún se mantiene ligeramente menos caro. “De este plátano yo vendo diez por un dólar, pero mire, es pequeño. Aunque es de menor calidad, hay racimos grandes que cuestan ocho  dólares”, acotó el hombre.

En las tiendas se oferta mucho menor, ofreciéndose entre cinco y seis unidades por un dólar, una cantidad menor a la habitual. Los plátanos maduros son aún más escasos. Carlos Anchundia, vendedor del mercado Plaza Central, explicó que la alta demanda impide que los racimos alcancen la maduración completa, lo que agrava la escasez.

Mientras los productores se recuperan sembrando nuevamente, un proceso que toma unos seis meses, los negocios locales ajustan precios con cautela para no alejar a los clientes. Así lo señala Wilmer Véliz, presidente de la asociación comerciantes de frutas y legumbres del Plaza Central, quien sostiene que actualmente el plátano es el producto que más ha subido de precio en el último mes.