Un consejo para todos y especialmente para las mujeres: crezca intelectualmente, independícese de todo pensamiento arcaico y machista, cuide su cuerpo, salud y belleza, y haga dinero, el que más pueda, para que salga rápido de situaciones —llámese matrimonio, trabajo, familia, ciudades, personas, países— que no le permitan ser feliz.
El mundo es cruel y más aún con las mujeres pobres, y no hace falta dar explicaciones al respecto.
De esta introducción quiero referirme a tres temas puntuales: a) independizarse de lo que piensa la mayoría de la sociedad, aunque se considere correcto; b) construirse a sí mismo; y, c) trabajar y hacer dinero.
Empiezo por lo primero. Albert Einstein dijo que “La educación no consiste en aprender los hechos, sino en entrenar la mente para pensar”. No creo que haya arma más poderosa al alcance de un ser humano que un cerebro agudo, perspicaz y con inteligencia emocional, que permita huir de las cárceles que la historia, la religión, la tradición y el trauma construyen a diario. Leer, estudiar, cuestionar, comprender toda palabra y acción brinda autonomía de los miedos y amenazas que condicionan y nos hacen predecibles.
Pasemos a la construcción del ser humano. Si usted se pregunta si ha alcanzado su máximo potencial, dudo que la respuesta sea afirmativa; se tiene la trascendencia en el corazón mientras se está en la Tierra, y supongo que más aún cuando se abandone la misma. ¿Cómo nos construimos? Empezando a trabajar en aquello que queremos cambiar y con lo que venimos batallando, de pronto hábitos o defectos de personalidad. La construcción en silencio de un mejor ser humano requiere disciplina, paz y soledad. Hay que dejar de ser la oveja y convertirse en el lobo alfa.
Con esto paso al tercer punto de trabajar y hacer dinero. Parece una recomendación frívola, pero no lo es; lo que ocurre es que se demoniza la libertad financiera porque eso significa una oveja menos en el redil; recuerde que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos”.
El dinero es el medio y no el fin, es la herramienta que permite liberarse de aquellas situaciones que crean drama, caos, incertidumbre, mala salud, ambientes viciados, barrios inseguros, relaciones tóxicas… Pero si usted, sobre todo si es mujer, tiene los medios, puede renacer y establecerse donde sea. El dinero propio es poder y control sobre sí mismo, es su premio al trabajo y al esfuerzo, es seguridad y estabilidad, es un símbolo, una construcción artificial y a la vez una energía que, con un enfoque equilibrado, puede traer abundancia y felicidad.