Con el inicio del nuevo período legislativo, es necesario que se planteen acuerdos de gobernabilidad.
Es momento de que la Asamblea Nacional funcione como un espacio de construcción democrática y no como un escenario de confrontación política.
La legislatura anterior estuvo marcada por la fragmentación y la polarización, al igual que su antecesora, que terminó con la muerte cruzada. Las decisiones respondieron, en muchos casos, a cálculos políticos antes que al bien común. Este nuevo período debe corregir ese rumbo, construyendo consensos mínimos que permitan avanzar en temas clave como seguridad, economía y reformas institucionales.
Para lograrlo, se requiere que los partidos y movimientos actúen con madurez política. Las diferencias ideológicas no deben obstaculizar el diálogo ni la aprobación de leyes que respondan a las necesidades del país. Para los legisladores, es la oportunidad de recuperar la confianza de los ciudadanos.
Por otra parte, Manabí cuenta ahora con diez representantes, una cifra inédita que, en teoría, implica una responsabilidad mayor. El desafío es que estos asambleístas prioricen las demandas de la provincia por encima de los intereses partidistas, y se enfoquen en iniciativas que generen desarrollo, empleo y mejores condiciones de vida para sus representados.