La idea de que el gluten y los lácteos son inflamatorios para la población general carece de respaldo científico, según la nutricionista Sofía Giaquinta, citada por Infosalus. Estos alimentos, presentes en dietas comunes, son seguros para la mayoría, salvo en casos específicos como celiaquía, intolerancia a la lactosa o alergias.
El gluten, una proteína en trigo, cebada y centeno, es problemático solo para el 1% de la población con enfermedad celíaca y un pequeño grupo con sensibilidad al gluten no celíaca, según la OMS. Giaquinta señala que eliminarlo sin diagnóstico puede llevar a deficiencias de fibra y nutrientes, ya que los productos sin gluten suelen ser ultraprocesados. En Ecuador, donde el consumo de pan y cereales es común, estas dietas restrictivas han ganado popularidad sin justificación médica.
Los lácteos, por su parte, son una fuente clave de calcio y vitamina D, esenciales para la salud ósea. Solo quienes tienen intolerancia a la lactosa o alergia a la proteína de la leche deben evitarlos. La especialista destaca que muchas personas toleran pequeñas cantidades de lácteos, como yogur, que además aporta probióticos beneficiosos para la microbiota intestinal.
Mitos y riesgos de las dietas restrictivas
La creencia de que gluten y lácteos causan inflamación generalizada proviene de redes sociales y tendencias dietéticas, no de la ciencia. Giaquinta advierte que estas modas promueven restricciones innecesarias, aumentando el riesgo de desnutrición. Por ejemplo, eliminar lácteos sin reemplazar el calcio puede debilitar los huesos, especialmente en niños y mayores.
En Ecuador, el INEC indica que el consumo de ultraprocesados, como alternativas sin gluten, ha crecido en zonas urbanas. La experta también señala que estos productos suelen ser altos en azúcares y grasas, lo que sí puede contribuir a inflamación crónica. Una dieta equilibrada, con alimentos frescos, es más saludable que las restricciones sin base médica.
Eliminar gluten o lácteos también puede complicar la socialización y aumentar el gasto en productos especializados. La OMS recomienda dietas personalizadas basadas en pruebas diagnósticas, como análisis de sangre para celiaquía o pruebas de intolerancia, antes de adoptar restricciones.
El gluten y lácteos no se deben restringir sin diagnóstico médico
En Ecuador, alimentos como el pan, la pasta y el queso son básicos en muchas mesas. La popularidad de dietas sin gluten o sin lácteos, impulsada por influencers, ha llevado a un aumento del 20% en la compra de productos “libres de”, según datos comerciales citados por Infosalus. Sin embargo, insisten en que estas dietas solo benefician a quienes tienen condiciones diagnosticadas.
La celiaquía y la intolerancia a la lactosa son más comunes en ciertos grupos genéticos, pero no justifican restricciones masivas. La OMS estima que el 70% de la población mundial tiene alguna reducción en la enzima lactasa, pero muchos toleran lácteos en pequeñas dosis.
Recomendaciones prácticas
En el informe sugieren consultar a un nutricionista antes de eliminar gluten o lácteos. Pruebas médicas, como análisis de sangre o test de hidrógeno, pueden confirmar intolerancias. Priorizar alimentos integrales, como quinoa, arroz y frutas, garantiza una dieta nutritiva. Para quienes toleran lácteos, opciones como yogur natural son ideales. Los padres deben evitar imponer dietas restrictivas a niños sin diagnóstico.
Eliminar gluten y lácteos sin evidencia médica puede ser más perjudicial que beneficioso. En nuestro país, fomentar dietas equilibradas y consultas con especialistas protege la salud, desterrando mitos y promoviendo un enfoque científico hacia la nutrición.