Una vacuna oral contra el cólera hecha con granos molidos de arroz modificado genéticamente ha demostrado ser segura y no producir efectos secundarios significativos, según un ensayo clínico en fase 1 que publica hoy The Lancet Microbe.
Desarrollada por científicos japoneses, la vacuna MucoRice-CTB, que fue probada en treinta voluntarios, mostró una “buena respuesta inmunitaria” en aquellos que la desarrollaron, aunque once no lo hicieron o fue muy baja, lo que podría atribuirse a la composición de la microflora intestinal.
El ensayo se desarrolló con sesenta personas, todos hombres, de los que treinta recibieron un placebo, y al resto, en grupos de diez, se les administró cuatro dosis de tres, seis o dieciocho miligramos cada dos semanas.
Las pruebas realizadas dos y cuatro meses después de recibir la última dosis revelaron que los voluntarios que respondieron a la vacuna tenían anticuerpos IgA e IgG -dos tipos de proteínas que el sistema inmunitario produce para combatir las infecciones- específicos contra la toxina B del cólera (CTB).
Los voluntarios que respondieron a la vacuna tuvieron los niveles sanguíneos más altos de IgG e IgA específicos del antígeno después de ocho a dieciséis semanas.
Sin embargo, once de ellos mostraron una respuesta inmunitaria baja o no mesurable.
El responsable del ensayo, Hiroshi Kiyono, de la Universidad de Tokio, cree que “quizás la microflora intestinal influya en el resultado de la respuesta inmunitaria”.
Los que respondieron mucho tenían “una microflora más diversificada y en el grupo de los que respondían poco, la diversidad era mucho más reducida”, explicó.
Los investigadores advirtieron de que el pequeño tamaño del estudio de fase 1 significa que la relevancia y la prevalencia de los que no responden todavía no están claras y que la diferencia total en la diversidad de la microflora fue sutil.
“Ahora mismo -indicaron- todo son especulaciones, pero quizá una mayor diversidad de la microflora crea una mejor situación para una fuerte respuesta inmunitaria contra la vacuna oral”.
Kiyono se mostró “muy optimista” respecto al futuro de la vacuna, especialmente por los resultados de la escalada de las dosis. “Los participantes respondieron a la vacuna en las dosis baja, media y alta, con la mayor respuesta inmunitaria en la dosis más alta”.
La vacuna, que es estable a temperatura ambiente, crece en plantas japonesas de arroz de grano corto modificadas genéticamente que producen una porción no tóxica de CTB, la cual puede ser reconocida por el sistema inmunitario.
Las plantas generan la subunidad CTB en sus semillas, los granos comestibles del arroz, y almacenan los antígenos en gotitas llamadas cuerpos proteicos con membranas hechas de grasa.
“Los cuerpos proteicos del arroz -explicó el científico- se comportan como una cápsula natural para hacer llegar el antígeno al sistema inmunitario del intestino”. EFE