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Convertir una de la fuentes más grandes de Viena en un dispensador gratuito de cerveza y prohibir las claras – la mezcla de rubia y limonada – son algunas de la propuestas del Partido de la Cerveza, que compite este domingo en las elecciones municipales de la capital austríaca.

En las papeletas los vieneses podrán poner una cruz sobre la palabra "Bier" (cerveza) que es como se presenta el "Bierpartei" a unas elecciones en las que las encuestas le dan el 1 %, por debajo del 5 % necesario para entrar en el concejo municipal.
El Partido Socialdemócrata, que gobierna la ciudad de 1,9 millones de habitantes desde 1945, ganaría de forma clara con alrededor del 40 % de los votos.
CERVEZA, PUNK Y MUNICIPALES
El cantante punk Marco Pogo, de 33 años, es el fundador de esta formación, que ya se presentó a las generales de 2019 y obtuvo el 0,1 % de los votos nacionales. Su líder niega que sea una humorada y replica: "Nadie pregunta a la ultraderecha si lo que dicen es satírico".
Con la ayuda de un puñado de amigos y unos 500 euros, este nuevo partido ha sido uno de los protagonistas de la campaña, situándose el primero en interacciones en las redes sociales.
Este "movimiento cervezocratico" glorifica el lúpulo y considera que la ingesta de esta bebida debe ser un derecho fundamental sufragado por el erario público.
FUENTES DE CERVEZA
"En realidad queremos una fuente de cerveza en cada esquina. Ese es nuestro objetivo. Pero, para empezar, una está bien, además sería un imán para el turismo", relata a Efe Pogo mientras saborea una rubia de medio litro.
Marco Pogo es su nombre artístico al frente de la banda de punk "Turbobier" y como líder de la formación política cervecera, pero su verdadera identidad es Dominik Wlazny. Antes de la música fue médico, pero prefirió los conciertos a las consultas.
Además de alabar la cerveza, Pogo asegura que quiere luchar por la escena musical y cultural de Viena, que debido a la pandemia está pasando por muchas dificultades económicas.
¿BANALIZAR EL ALCOHOL?
El líder cervecero se pone serio cuando se le pregunta si sus mensajes no pueden ser malinterpretados por sus seguidores -en su mayoría jóvenes de 18 a 35 años- como una banalización del alcohol.
"De la misma forma que trato de combinar diversión y seriedad en la política, recomiendo lo mismo con el consumo de cerveza, que debe hacerse con mesura y sentido", defiende.
Pogo destaca que su formación es tolerante y que también acepta a quienes no toman cerveza o prefieren el vino o cualquier otra cosa. Sin embargo está en contra de mezclar la bebida dorada con otros líquidos: "En esto soy fundamentalista".
"Nadie debería ser discriminado por su procedencia, por lo que cree, su apariencia o si toma cervezas pequeñas o grandes, como aquí", expone su filosofía.
También la ingesta de cerveza está detrás de sus análisis internacionales. Pogo elogia a la canciller alemana, Angela Merkel, a la que se ha retratado con jarras de medio litro, mientras que del presidente de EEUU se limita a decir: "Uno de sus problemas es que no bebe cerveza".
SÁTIRA DE LA ULTRADERECHA
Detrás de los lemas gamberros del Partido de la Cerveza hay una clara sátira de los dos partidos de ultraderecha que se presentan a las elecciones de Viena.
Uno es el FPÖ, que sufrirá un desplome de más de 20 puntos -según las encuestas- por sus continuos escándalos de corrupción, y el otro es la nueva formación personalista del que hasta 2019 fue líder de ese partido y vicejefe del Gobierno, Heinz Christian Strache.
Strache dimitió después de que apareciera un vídeo en el que prometía a una falsa millonaria rusa favores políticos a cambio de donaciones ilegales. Ese escándalo, grabado en una casa en Ibiza, dinamitó la coalición de Gobierno del FPÖ con el democristiano ÖVP.
La formación ultra también acabó expulsando a Strache, que ha fundado un nuevo partido para presentarse a las municipales de Viena, y es una de las dianas favoritas de las burlas de Pogo.
Pero, ¿no resta esta candidatura votos a formaciones progresistas y acaba beneficiando justo a los ultras que critica?
"Sólo se puede quitar algo a quien lo tiene en propiedad. Y no creo que un voto le pertenezca a nadie", explica, y pide a las demás formaciones qué piensen cómo mejorar su oferta política. EFE