La mañana de este lunes 7 de abril, la provincia de Manabí fue escenario de un crimen que dejó consternada a la sociedad. Tres guías penitenciarios son asesinados por sicarios en el sitio Pimpiguasí, parroquia Calderón de Portoviejo, en dirección a la cárcel El Rodeo. Las víctimas son Gabriel Marcelo Calle Contreras, de 29 años; Johan Stiven Caiza Simbaña, de 22 años; y Richard Andrés Benenaula Montaño, de 28 años.
Esta matanza causa una gran preocupación en la comunidad y las autoridades, ya que es el último de una serie de atentados contra el personal de seguridad penitenciaria en la provincia. Uno de los agentes asesinados, Gabriel Calle, tenía antecedentes judiciales. En 2024, estuvo implicado en dos procesos judiciales por delitos de evasión en el centro penitenciario El Rodeo.
El primer incidente ocurrió el 7 de julio de 2024, cuando el recluso Geovanny Moreira se escapó del pabellón C2 de máxima seguridad. En este caso, Calle fue aprehendido junto a otro compañero, y ambos enfrentaron un proceso judicial. Sin embargo, se les otorgaron medidas sustitutivas a la prisión, lo que permitió que ambos quedaran en libertad mientras se desarrollaba el proceso.El segundo incidente se registró en agosto del mismo año, cuando Calle y otro guardia fueron detenidos tras la fuga de tres reclusos del mismo centro penitenciario. De nuevo, se les dictaron medidas sustitutivas, y los dos quedaron en libertad mientras continuaban las investigaciones.
A pesar de su vinculación con los procesos judiciales por evasión, el asesinato de Gabriel Calle, junto a sus dos compañeros, ha desatado una ola de preocupación en la región. Las autoridades de seguridad no han proporcionado detalles sobre el móvil del crimen ni sobre los responsables del atentado. No obstante, este asesinato forma parte de una creciente ola de violencia contra el personal de seguridad penitenciaria en Manabí.
Causa preocupación sobre casos seguidos de guías asesinados
En las últimas semanas, varios agentes de seguridad penitenciaria fallecen asesinadios en diferentes puntos de la provincia, lo que aumenta la tensión entre los trabajadores del sector y la ciudadanía.
Por otro lado, los otros dos agentes asesinados, Johan Stiven Caiza y Richard Andrés Benenaula, no tenían antecedentes judiciales en su contra. Ambos de 22 y 28 años respectivamente. Las circunstancias de su muerte son dolorosas para sus familias y colegas, quienes se muestran consternados por la magnitud de este ataque.
El crimen ha puesto en evidencia la creciente violencia que afecta al personal de seguridad carcelario. En los últimos años, las fugas de reclusos y la lucha por el control de las cárceles han desbordado el sistema de justicia, lo que ha dejado en evidencia las deficiencias en la seguridad y la falta de control sobre los centros penitenciarios del país.
El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI) aún no se ha pronunciado oficialmente sobre el asesinato de estos tres agentes. Sin embargo, la falta de respuesta de las autoridades ha generado inquietud entre los trabajadores del sector, quienes han expresado su temor por la falta de medidas de seguridad y la creciente violencia en el ámbito penitenciario. Durante las últimas semanas, se han registrado varios casos de agresiones y asesinatos contra agentes de seguridad, lo que ha motivado a muchos a pedir una revisión urgente de las políticas de seguridad en los centros penitenciarios.
investigan para dar con responsables de asesinato de guías
En cuanto a la investigación del crimen de este lunes, la Policía Nacional de Ecuador ha iniciado las diligencias correspondientes para dar con los responsables. Sin embargo, debido a la naturaleza del ataque y la falta de testigos presenciales, se prevé que la investigación sea compleja y tome tiempo. Las autoridades han solicitado la colaboración de la ciudadanía para obtener información relevante que pueda ayudar a esclarecer los hechos y detener a los criminales responsables de este ataque.
En Portoviejo, especialmente aquellos que viven cerca de la cárcel El Rodeo, se encuentran preocupados por el aumento de la violencia en la zona. Los residentes temen que este tipo de actos se sigan repitiendo, afectando tanto a los trabajadores del sistema penitenciario como a los habitantes de la ciudad. La violencia se ha convertido en un problema creciente que amenaza la seguridad y estabilidad de la región, y las autoridades se enfrentan al reto de frenar la criminalidad antes de que la situación se agrave aún más.