Una ofensiva sorpresiva en la península de Crimea volvió a poner en evidencia la capacidad operativa de las fuerzas ucranianas en medio de la guerra. Una unidad especial de la Dirección General de Inteligencia (GUR) atacó en las últimas horas objetivos militares rusos y destruyó al menos tres helicópteros en instalaciones estratégicas. La operación, que se enmarca en una serie de ataques de alto impacto, fue confirmada por el propio GUR en un comunicado publicado en Telegram.
“Los Fantasmas de la GUR llegaron por aire y le han prendido fuego. Han vuelto a destruir otra vez objetivos importantes de los ocupantes (…). Siguen con el proceso de destruir el sistema de defensa antiaérea de las fuerzas de ocupación rusa en Crimea”, aseguró el organismo de inteligencia ucraniano en su mensaje oficial.
La operación incluyó la destrucción de varios equipos considerados de “alto valor” para la defensa rusa en la región. Entre ellos figuran un radar Utos-T, un radiotelescopio RT-70, componentes del sistema de posicionamiento satelital ruso Glonass. También un radar MR-10M1 Mys M1 y un radar 96L6-AP del sistema antiaéreo S-400, considerado uno de los más avanzados del arsenal de Moscú. “¡Sigue la desmilitarización de la Crimea bajo ocupación provisional! ¡Gloria a Ucrania!”, concluyó el comunicado.
Objetivos estratégicos bajo fuego
La acción no se limitó al ataque inicial reportado por la GUR. Las Fuerzas Armadas ucranianas detallaron que, de manera paralela, se ejecutó un ataque con drones contra una base militar cerca de Simferopol. En este se destruyeron dos helicópteros rusos. La confirmación de estas operaciones resalta el uso creciente de sistemas no tripulados en el conflicto.
En otro frente, al menos seis aerodeslizadores fueron alcanzados por misiles en una base militar situada en las cercanías de Voloshine. Este tipo de embarcaciones cumple funciones de transporte rápido de tropas y equipos, por lo que su pérdida representa un golpe logístico.
Los analistas militares señalan que la combinación de ataques aéreos y de drones demuestra una estrategia de desgaste por parte de Ucrania, dirigida a debilitar progresivamente las capacidades defensivas rusas en Crimea. Esta región, anexada por Moscú en 2014, se ha convertido en un punto neurálgico de la guerra debido a su importancia geopolítica y militar.
Impacto en la guerra en Crimea
La destrucción de radares, sistemas de guía y helicópteros es interpretada por expertos como una señal de que Kiev mantiene la iniciativa en el frente sur.
Las imágenes difundidas en redes sociales por usuarios locales muestran columnas de humo visibles a kilómetros de distancia. Aunque hasta el momento no se ha publicado información independiente que verifique todos los daños reportados por el GUR. Moscú, por su parte, ha guardado silencio o restado importancia a la magnitud de los ataques, una estrategia comunicacional habitual para evitar mostrar vulnerabilidades.
La mención específica a los sistemas S-400 es particularmente relevante, dado que este equipamiento es considerado la joya de la defensa antiaérea rusa. Su deterioro no solo implica la pérdida de un recurso de alto costo, sino también un revés simbólico que afecta la percepción de invulnerabilidad que Moscú intenta proyectar sobre Crimea.
Reacciones y simbolismo del ataque
El comunicado del GUR no solo informó sobre la operación, sino que utilizó un lenguaje simbólico cargado de nacionalismo. La referencia a los “Fantasmas” conecta con una narrativa de resistencia que busca mantener la moral en alto tanto en la población ucraniana como en sus fuerzas armadas.
Los ataques también llegan en un momento en que Kiev busca mantener el apoyo internacional y demostrar resultados concretos ante sus aliados occidentales, que han invertido grandes cantidades de recursos en asistencia militar.
Aunque el Kremlin aún no se ha pronunciado de forma oficial sobre los últimos ataques, la continuidad de operaciones de este tipo plantea interrogantes sobre la seguridad de sus instalaciones más estratégicas en la península.