El 20 de abril de 2025, se conoció el último discurso público del papa Francisco, la bendición Urbi et Orbi, desde el balcón de la Basílica de San Pedro, llamando a la paz global y la esperanza. Se trató de un mensaje leído por el arzobispo Diego Ravelli debido a su frágil salud, apenas 20 horas antes de su fallecimiento.
El último discurso del Papa Francisco
El Papa Francisco, fallecido el 21 de abril de 2025 a los 88 años, hizo su última aparición pública el Domingo de Pascua, 20 de abril de 2025, durante la tradicional bendición Urbi et Orbi (“A la ciudad y al mundo”).
Debido a su debilitada salud tras una hospitalización por neumonía bilateral y problemas respiratorios, no pudo leer el discurso personalmente. El texto, preparado por el pontífice, fue pronunciado por el arzobispo Diego Ravelli, maestro de ceremonias litúrgicas pontificias, mientras Francisco, en silla de ruedas, bendijo a los 35.000 fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. El evento, transmitido por Vatican News, marcó su última intervención pública antes de su muerte a las 7h35 horas del día siguiente por un ictus cerebral y un colapso cardiocirculatorio irreversible.
Contenido del discurso: Un mensaje de paz y esperanza
El discurso, centrado en la resurrección de Jesucristo, enfatizó la esperanza como fundamento de la fe católica. Francisco afirmó: “Cristo ha resucitado, aleluya! Estas palabras capturan el significado de nuestra existencia, pues no fuimos hechos para la muerte, sino para la vida”. Destacó que la resurrección es “la base de nuestra esperanza” y que “la esperanza no decepciona” gracias a Cristo, según el texto publicado por Catholic News Agency.
- Israel y Palestina: Pidió un alto al fuego, la liberación de rehenes y ayuda humanitaria para Gaza, expresando cercanía a cristianos, israelíes y palestinos.
- Ucrania: Solicitó esfuerzos por una “paz justa y duradera” en el país devastado por la guerra.
- Otros conflictos: Incluyó a Sudán, Sudán del Sur, Líbano, Siria, Yemen, el Cáucaso Sur, los Balcanes y regiones de África como la República Democrática del Congo.
Criticó la “gran sed de muerte y asesinato” en los conflictos, la violencia contra mujeres y niños, y el desprecio hacia los vulnerables y migrantes. Instó a los líderes políticos a usar “armas de paz” y a no ceder al miedo, promoviendo la libertad de religión, pensamiento y expresión.
La salud y entrega del mensaje
Francisco, visiblemente frágil tras cinco semanas de hospitalización en el Hospital Gemelli hasta el 23 de marzo de 2025, apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro en silla de ruedas. Su voz, debilitada, solo permitió un breve saludo inicial: “Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!”. Luego, Ravelli leyó el mensaje mientras el Papa observaba y bendecía a la multitud. Tras el discurso, Francisco recorrió la Plaza de San Pedro en su papamóvil, recibiendo vítores y gritos de “¡Viva el Papa!”. Ese mismo día, se reunió brevemente con el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, a quien regaló huevos de chocolate y rosarios, según Newsweek.
Reacciones y simbolismo del discurso del Papa Francisco
El mensaje resonó como un reflejo del pontificado de Francisco, marcado por su defensa de la paz y los marginados. Vatican News destacó que sus palabras, aunque débiles, “resonaron en la Plaza de San Pedro y en pantallas de todo el mundo”, reiterando su lema de paz. En redes sociales, su última publicación en X, extraída del discurso, decía: “Cristo ha resucitado! Estas palabras capturan el significado de nuestra existencia, porque no fuimos hechos para la muerte, sino para la vida”.
Legado del discurso en el marco de su pontificado
El discurso sintetizó los temas centrales de los 12 años de pontificado de Francisco: paz, inclusión y compasión. Su énfasis en detener la “macabra destrucción” y promover el diálogo reflejó gestos previos, como besar los pies de líderes de Sudán del Sur en 2019 o su condena al comercio de armas en su discurso ante el Congreso de EE.UU. en 2015. Su mensaje final, según Catholic News Agency, reafirmó su visión de una Iglesia cercana a los pobres y los olvidados, instando a la humanidad a “proclamar la esperanza pascual” frente a la oscuridad.