El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que impondrá sanciones inmediatas a “cualquier país o persona” que compre petróleo o productos petroquímicos de Irán, intensificando su política de “máxima presión” contra Teherán. En un mensaje publicado en su red Truth Social, Trump exigió el cese total de estas transacciones, advirtiendo que los infractores perderán toda posibilidad de hacer negocios con EE. UU. El anuncio coincide con el aplazamiento de una reunión prevista en Roma para negociar temas nucleares con Irán.
Advertencia contundente desde Washington
En su declaración, Trump fue categórico: “Todas las compras de petróleo y productos petroquímicos iraníes deben detenerse. ¡Ya!”. El presidente subrayó que no se tolerará ninguna transacción, “por mínima que sea”, y que los responsables enfrentarán severas consecuencias económicas. “No podrán hacer negocios con Estados Unidos de ninguna manera o forma”, afirmó, reforzando la postura de su administración contra el comercio de crudo iraní, que representa una fuente clave de ingresos para Irán.
El anuncio se produce horas después de que se confirmara la postergación de una reunión bilateral en Roma, programada para el sábado, donde EE. UU. e Irán buscaban acercar posiciones sobre el programa nuclear iraní. Ni el gobierno iraní ni Omán, mediador en estas negociaciones, han proporcionado una nueva fecha para el encuentro, lo que refleja las crecientes tensiones entre ambas partes.
Respuesta iraní y contexto de sanciones
El portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, Esmaeil Baqaei, reaccionó el mismo jueves, criticando las nuevas sanciones estadounidenses como “políticas hostiles, ilegales e inhumanas”. Baqaei acusó a Washington de socavar cualquier posibilidad de diálogo constructivo. Las sanciones, parte de un paquete más amplio contra Teherán, buscan limitar los ingresos petroleros iraníes, que en 2024 alcanzaron aproximadamente 1.5 millones de barriles por día, con China como principal comprador.
Desde su retorno a la Casa Blanca en enero de 2025, Trump ha reforzado la estrategia de “máxima presión” iniciada en su primer mandato. En febrero, firmó un memorando presidencial (NSPM-2) que reimpuso sanciones masivas, afectando a más de 50 entidades, incluyendo refinerías chinas y buques de la “flota fantasma” iraní, utilizados para evadir restricciones y transportar crudo a Asia.
Impacto en el comercio global de petróleo
Las sanciones estadounidenses han complicado las exportaciones iraníes, aunque Irán ha mantenido ventas significativas a través de redes de transporte clandestinas. China, que importa cerca del 90% del crudo iraní, ha sido un desafío para la estrategia de EE. UU., ya que sus refinerías independientes continúan adquiriendo petróleo a pesar de las restricciones. Otros destinos, como Siria y Venezuela, también reciben envíos iraníes, lo que dificulta el objetivo de reducir las exportaciones a cero.
El anuncio de Trump podría tensar aún más las relaciones con países que dependen del petróleo iraní, mientras los mercados globales observan posibles alzas en los precios del crudo. En 2018, sanciones similares lograron reducir las exportaciones iraníes a mínimos históricos, pero la resiliencia de las redes de evasión plantea dudas sobre la efectividad total de la nueva medida.
Perspectivas y desafíos diplomáticos
La cancelación de la reunión en Roma y las nuevas sanciones reflejan un estancamiento en las negociaciones nucleares. Desde la retirada de EE. UU. del acuerdo nuclear (JCPOA) en 2018, las tensiones han escalado, con Irán acelerando su programa nuclear y EE. UU. intensificando sanciones. Las conversaciones mediadas por Omán en 2025 no han arrojado avances significativos, y el endurecimiento de la postura estadounidense podría complicar futuros diálogos.
La comunidad internacional, especialmente aliados de EE. UU. en el Golfo Pérsico, respalda la presión sobre Irán, aunque países como China han cuestionado la legalidad de las sanciones unilaterales. Mientras tanto, Irán insiste en que no cederá ante lo que considera una “agresión económica”. El impacto de estas medidas en la economía iraní y en la estabilidad regional seguirá siendo un foco de atención global.
km