Las visitas a los alrededores de la Capitanía del Puerto por parte de las familias de los pescadores del pesquero industrial Patricia Lynn, parecen disminuir. Este 5 de abril de 2.025, se cumplen 104 días desde que se perdió el contacto con el grupo de pescadores, según las autoridades a 30 millas de las costas de Manta.
María Chóez, quien dirige el grupo de las familias de los 21 desaparecidos señaló que están sumidas en la desesperación y que ahora enfrentan no solo la incertidumbre, sino también la indiferencia de las autoridades y la aseguradora encargada del barco.
La denuncia por desaparición involuntaria, dijo, fue presentada ante la Fiscalía el 23 de diciembre, pero hasta hoy, las respuestas son escasas y el apoyo oficial se desvanece. Chóez señaló que las esposas de los desaparecidos viven un calvario porque «la vida sigue, lamentablemente” y han tenido que buscar trabajos de medio tiempo para cubrir necesidades básicas como uniformes escolares y servicios esenciales como agua y luz.
“Nos cubrieron la alimentación solo un mes, mientras estábamos en los alrededores de la Capitanía del Puerto, ahora depende de nosotros”, añade otra voz en la conversación, evidenciando el abandono tras un breve periodo de ayuda. La investigación parece estancada. Indicó que los familiares han rastreado los teléfonos de los pescadores, detectando ubicaciones extrañas como El Aromo y cerca de La Refinería”. A pesar de aquello, no hay avances claros en la investigación.
La mujer dirigente de las familias de los pescadores desaparecidos dijo que según la Fiscalía, el proceso para declarar a los pescadores legalmente muertos y acceder al seguro del barco, podría tomar de dos a tres años. “Nos dicen que eso pasará con el seguro, pero ellos (la naviera), ni siquiera nos llaman para decir que están preocupados. Para ellos no existió ese barco ni lo que se perdió”, lamentó la mujer.
Catorce pescadores estuvieron cuatro días a la deriva tras ataque pirata
Coordinan vigilas en Capitanía del Puerto
Chóez indicó que están agotadas tras meses de vigilias en los alrededores de la Capitanía del Puerto, por lo que planean reducir su presencia física en las protestas, pero no su lucha. “Si nos vamos, se relajan las autoridades y cierran la instrucción”. Señaló que con sus presencias en los bajos de Capitanía del Puerto, los tienen olvidados, y si se van, el tema quedará en el olvido para siempre.
La falta de recursos económicos y el peso de las responsabilidades cotidianas han obligado a muchos a priorizar la supervivencia sobre la búsqueda.
Organizaciones de derechos humanos han alertado sobre el aumento de desapariciones en zonas costeras, vinculándolas a asaltos y otras circunstancias no esclarecidas. En este caso, la esperanza se desvanece mientras las familias enfrentan un sistema que, según denuncian, las deja solas. María indicó que “otros pescadores aparecen en tres o cinco días y se pregunta ¿por qué no ellos?”. Ella deja en el aire una incógnita que, por ahora, nadie responde. Por esto refirió que por ahora, se organizan para asistir a los alrededores de la Capitanía del Puerto.