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La desconfianza en las aseguradoras frena a los agricultores en el proceso de pagar pólizas por sus cultivos.

Aunque tres veces el invierno le jugó una mala pasada y perdió su cultivo de maíz, Anselmo Lino no asegura su producción. Este agricultor del cantón Jipijapa,  señala que “asegurar” es una pérdida de tiempo ya que es difícil recobrar lo invertido en el campo.

Como él piensan decenas de productores que no tienen la costumbre de contratar una póliza que les asegure el reintegro de parte de su dinero invertido, si hay un siniestro que les afecte el cultivo.

Aquello se hace más evidente en este invierno, donde hasta ahora, según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), se han afectado 5.905 hectáreas de cultivos, y aún faltan mucho datos por ingresar y además las lluvias continúan.

Desde el MAG se indicó que por medio del programa Campo Seguro, los agricultores pueden acceder al seguro agrícola que es subsidiado (pagado) parcialmente por el ministerio.

ASÍ FUNCIONA EL PROYECTO.

Fabricio Peñaherrera, responsable del proyecto, explicó que dicha póliza tiene un costo de $73 por cada hectárea, de los cuales el MAG cancela 39,60 dólares y el agricultor $ 33,40, dijo que eso permite que cuando exista una pérdida del cultivo se le devuelve hasta un 85 % de lo que invirtió.

Un kit de semillas e insumos cuesta alrededor de 1.180 dólares, a lo que se suma la mano de obra o pago al peón que hace el productor.

A eso le devuelven el 85 % ($ 1.003) si es pérdida total. “No tiene nada que ver con que compre un determinado kit de siembra, ni tampoco que sea dueño del terreno donde cultivó”, aseguró.

También destacó que el proceso para cobrar el seguro es sencillo, pues luego de un evento como el actual, (inundaciones) el agricultor realiza un aviso de siniestro, presenta la factura de lo que ha gastado hasta ese momento y luego llega el técnico de la compañía aseguradora, quien realiza una evaluación de la pérdida, entonces emite un informe y cancela de acuerdo a lo que se perdió, señaló.

En lo que va de 2025, no se ha cancelado a nadie aún. Lo que sí indicó es que el Estado pagó 6.152 pólizas por 8.542,95 hectáreas que son las que estarían aseguradas en este año, dijo.

Mencionó que eso es poco considerando que Manabí tiene más de 90.000 hectáreas de cultivos, es decir, no se asegura ni el 10 %.

En la provincia no hay una tradición de aseguramiento, en 2023 apenas fueron aseguradas 2.300 hectáreas, y en 2024 llegaron a 4.300.

AGRICULTORES AÚN DUDAN DE TENER UN SEGURO

De su lado, los agricultores manabitas señalan que el seguro es una pérdida de tiempo. Antonio Delgado, presidente de la Red de Agricultores de Tosagua, indicó que de las 35.000 hectáreas de maíz que se cultivan en su cantón, apenas el 5 % solicita un seguro.

Dijo que si bien “lo pintan bonito”, en la práctica cuando se dan las pérdidas, los técnicos evaluadores llegan con una consigna: pagar lo menos posible, así indicó, lo que les evalúan es muy bajo comparado con lo que se gastó, “y lo peor es que el pago llega luego de dos y tres años y hay casos que no cobraron nunca”, lamentó.

Con él coincide Anselmo Lino, quien tampoco contrata la póliza, pero mencionó que hay compañeros de las comunidades La Sequita y La Victoria de Jipijapa, que han puesto su aviso y no los atienden. Los agricultores dicen que el seguro no cancela las pérdidas del cultivo, es decir, si en una hectárea iba a cosechar 150 quintales y se pierden, no le reconocen los 2.475 dólares.

“Dan lo que ellos estiman. Y eso si es que pagan” recalcó Delgado.