El 4 de julio de 2005, inició unas de las jornadas cívicas más grandes de Portoviejo. Miles de personas salieron a las calles exigiendo obras, salud y agua potable. Cinco días después, el gobierno de Alfredo Palacio aceptó sus demandas. La gesta, que incluyó marchas multitudinarias, bloqueos y hasta la toma del aeropuerto, transformó la historia de la capital manabita.
Cinco días que sacudieron a Portoviejo
Alfredo Palacio amenazó con reprimir, pero nada impidió que las banderas flamearan con fuerza en balcones y manos firmes. Hombres, mujeres, niños, ancianos y personas con discapacidad salieron decididos a exigir lo que por años se les negó: agua potable, salud y vialidad. Era el inicio de un paro que marcaría un antes y un después en Portoviejo.
El Presidente Lucio Gutiérrez, se había comprometido con varias obras, pero fue derrocado. Quien fue su vicepresidente, Alfredo Palacio, asumió el poder y no reconocía las ofertas. Eso generó una molestia que prendió la mecha y que lideró la alcaldesa Patricia Briones.
Se unieron muchas voces como El Frente Popular con Vicente Abril, la Sociedad Obrera con Bélgica González, las parroquias con María Atenaida Cedeño y muchos más. La unidad se hizo sólida.
Las primeras marchas fueron masivas. Las imágenes transmitidas en vivo por Manavisión, y las narraciones de Radio Sucre y diversas radios locales mostraban y describían ríos humanos avanzando por la ciudad. En la época se estimaba hasta 15 mil ciudadanos auto convocados. Cada tarde, el tono subía: protestas más firmes, una toma de la Gobernación, momentos de tensión. El gobierno minimizó al inicio el clamor popular, pero no por mucho tiempo.
Palacio reprimió con la fuerza pública. Acusó la protesta de “Gutierrista” y eso molestó más a la población. La presión en las calles se hizo insostenible cuando cientos de manifestantes ocuparon el aeropuerto Reales Tamarindos. La imagen de un hombre con un pie sobre el fuselaje de un avión recorrió el país. El presidente Palacio tuvo que cambiar de estrategia.
De las calles a la mesa de negociación con el gobierno
En la base naval de Jaramijó, se firmó el acta histórica. Los ministros Rafael Correa (Finanzas) y Wellington Sandoval (Salud) acudieron como representantes del Ejecutivo. Del otro lado, el comité de paro de Portoviejo, fortalecido por la unión de barrios, gremios y universidades, ratificó sus demandas.
El Gobierno se comprometió a invertir más de $62 millones hasta diciembre del 2007 en obras de agua potable, salud y vialidad. Aunque el presidente Palacio reveló luego que había ordenado no negociar si el paro seguía, “la presión social fue superior”, dijeron los dirigentes locales. El pueblo había vencido.
Un año después, la alcaldesa Patricia Briones rindió cuentas en el Salón de la Ciudad. Allí aseguró que el 90% de lo acordado en Jaramijó se había cumplido. “La red vial urbana y el plan de agua potable avanzan. En salud y créditos aún falta”, afirmó en su discurso del 6 de julio de 2006.
Hospital, agua y legado del Gran Paro
Ha pasado el tiempo, algunos de los protagonistas de esas jornadas ya no están; entre ellos el ex Presidente Alfredo Palacio, y Darwin Romero, el fotógrafo de la histórica gráfica; pero la historia dejó huella.
Uno de los mayores logros del paro fue la construcción del Hospital de Especialidades de Manabí. Aunque no se ejecutó de inmediato, el entonces ministro Correa, convertido en presidente en 2007, fue recordado de la firma estampada en aquella acta. Las fuerzas vivas y la prensa presionaron para su cumplimiento. Con el paso de los años se contrató la obra, hubo atrasos, acusaciones de sobreprecio, de contratos complementarios injustificados y muchos pendientes.
Luego llegó al poder Lenin Moreno, y la obra seguía inconclusa, pero la presión social se mantuvo. Al final, aunque con problemas y temas pendientes se inauguró. Hoy siguen los pedidos para un funcionamiento al 100 por ciento. Es la historia de Manabí, todo cuesta, todo es el resultado de la presión. Así lo marca la historia.
Pese a todo el hospital sigue sin operar a plena capacidad, pero ofrece atención con profesionales, tecnología y servicios que antes no existían. El plan maestro de agua potable también se completó, mejorando la calidad de vida de miles de ciudadanos.
El Gran Paro: una jornada cívica que sigue en la memoria de Portoviejo
Dos décadas después, los ecos de aquel paro resuenan con fuerza. Portoviejo se mira al espejo de su historia y recuerda que, por cinco días, un pueblo unido detuvo el tiempo para ser escuchado. La llamada “gesta histórica” no fue un estallido espontáneo, sino un ejemplo de organización, civismo y perseverancia.
Aquel julio, la capital manabita dejó de ser invisible para el poder central. Con civismo y presión, logró lo que muchos otros movimientos no consiguieron: compromisos firmados, obras tangibles y una memoria colectiva que sigue viva.