Más de cinco familias feriantes llegaron hace pocos días a Santo Domingo, procedentes de distintas ciudades del país, para participar en las fiestas de cantonización que se celebran hasta el 5 de julio. Entre ellos está Alfredo Veintimilla, exdocente jubilado que ahora administra un tagadá y recorre el país junto a su familia. La actividad, aunque festiva, exige un trabajo riguroso: instalación de juegos mecánicos, logística de vivienda temporal, y atención constante al público.
Trabajo itinerante con rostro familiar
Los operadores de los juegos mecánicos aprovechan las festividades cantonales para desplazarse por el país. Acompañados por familiares y mascotas, estas familias se instalan en lugares públicos para ofrecer atracciones mecánicas como tagadás, carruseles y ruedas giratorias.
Uno de estos puntos de encuentro festivo se sitúa en la explanada de la avenida Héctor Aguavil, junto al redondel de la zona rosa, donde ya se encuentran cinco parques de diversión activos desde el sábado pasado. El sitio permanecerá habilitado por tres semanas, generando empleo y actividad comercial temporal.
La música, las luces y el aroma a comida rápida dominan el ambiente, mientras las familias trabajan desde temprano hasta la medianoche, operando juegos, atendiendo público y supervisando la seguridad de los equipos.
Juegos mecánicos, rutina que exige precisión y logística
Antes de la diversión, se vive un proceso arduo: los feriantes deben transportar maquinaria pesada, armar estructuras en pocas horas y establecer servicios básicos improvisados. Algunas familias duermen en casetas, carpas o busetas adaptadas como hogares móviles.
“Los primeros días son los más exigentes”, reconoció Alfredo Veintimilla. Conseguir agua, alquilar duchas o ubicar sitios donde lavar ropa se convierte en prioridad. El montaje del parque puede tomar entre tres y cuatro días, dependiendo del tipo de atracciones.
El operador Juan Intriago, con 14 años de experiencia, aseguró que su carrusel se armó en apenas tres horas con la ayuda de dos asistentes, gracias al entrenamiento y coordinación del equipo.
Seguridad, movilidad y mantenimiento
Cada parque cuenta con operadores de planta y cuadrillas contratadas. Un ingeniero mecánico verifica que no existan fallas estructurales, especialmente en los sistemas hidráulicos. “Trabajamos con vidas humanas”, dijo Alfredo, quien considera que la revisión diaria es tan importante como la operación del juego.
Los feriantes recorren varias ciudades cada año. En los últimos meses han estado en Otavalo, Cayambe, Machachi, Ambato, Riobamba, El Triunfo y La Concordia. En cada sitio deben gestionar permisos, pagar fletes, contratar personal, cubrir alimentación, servicios básicos y abastecer de combustible a los generadores.
Además de su rutina laboral, algunos integrantes de estas familias buscan espacios para recrearse, como el parque Jelen Tenka, donde practican deporte o bailoterapia.
Los juegos mecánicos son tradición
Aunque nacieron en la Sierra, muchos feriantes prefieren la Costa por el trato más cálido. Según Alfredo, en algunos pueblos permanecen hasta tres meses, generando vínculos con los residentes y desarrollando cierta vida social.
Detrás del brillo de las luces, se esconde una cultura de esfuerzo, organización familiar y movilidad. Para personas como Alfredo, esta vida itinerante representa una alternativa activa a la jubilación. Antes de trabajar en ferias, fue docente, pero el retiro lo llevó a retomar la actividad nómada que vivió en su infancia.
El cierre de las festividades cantonales en Santo Domingo está programado para el 5 de julio, y se espera la visita del presidente Daniel Noboa para la sesión solemne y desfile del 3 de julio (21).
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