La manzanilla (Matricaria chamomilla), utilizada históricamente como remedio natural, ha ganado renovado interés gracias a estudios que confirman sus beneficios para la digestión, la ansiedad y la piel. Investigaciones científicas recientes revelan que esta planta contiene compuestos bioactivos con potencial terapéutico que van más allá de los usos tradicionales conocidos.
Un remedio natural con respaldo científico
La manzanilla ha sido utilizada durante siglos en la medicina popular para aliviar molestias estomacales, inducir el sueño y calmar la mente. Sin embargo, diversos estudios realizados en los últimos años han identificado propiedades adicionales que la convierten en una alternativa viable en el ámbito de la salud natural.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., la manzanilla contiene flavonoides, apigenina y cumarinas, sustancias que actúan como antioxidantes, antiinflamatorios y relajantes musculares. Estos componentes pueden explicar su efectividad en casos de síndrome del intestino irritable, inflamaciones leves, y estrés.
Un estudio publicado en la revista Phytomedicine demostró que la infusión de manzanilla reduce significativamente los síntomas de la ansiedad generalizada en pacientes tratados durante ocho semanas.
Aplicaciones médicas poco difundidas
Más allá de su tradicional uso como infusión nocturna, la manzanilla tiene aplicaciones tópicas que han demostrado eficacia en el tratamiento de afecciones dermatológicas. El extracto de manzanilla se utiliza en cremas para tratar eccema, irritaciones y heridas menores, gracias a su acción antibacteriana y su capacidad para regenerar tejidos.
Además, investigaciones recientes exploran su potencial para aliviar dolores menstruales. Un ensayo clínico realizado en Irán, citado en la base de datos PubMed, concluyó que mujeres que consumieron té de manzanilla durante el ciclo menstrual reportaron menor intensidad de calambres y mejor estado anímico, en comparación con quienes no lo tomaron.
También se están evaluando sus propiedades como coadyuvante en el control de la glucosa en sangre, especialmente en personas con prediabetes.
Seguridad y consideraciones de uso de la manzanilla
La manzanilla es generalmente segura para el consumo humano en dosis moderadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasifica como una planta de bajo riesgo, pero recomienda precaución en personas alérgicas a plantas de la familia Asteraceae, como margaritas o crisantemos.
No se recomienda su uso en niños menores de 1 año ni durante el embarazo sin supervisión médica. Además, puede interactuar con anticoagulantes u otros medicamentos, por lo que es clave consultar con un profesional de salud antes de integrarla como suplemento regular.
Manzanilla en Ecuador
En Ecuador, la manzanilla es cultivada principalmente en zonas andinas como Cotopaxi, Tungurahua y Azuay, donde el clima favorece su desarrollo. Se comercializa fresca, seca o en sobres de infusión, y es fácil de conseguir en mercados y tiendas naturistas del país.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería ha promovido su cultivo como parte de los programas de agricultura sustentable y soberanía alimentaria, ya que se trata de una planta de fácil manejo y alta demanda en la medicina natural.
Revalorización de plantas medicinales
La manzanilla forma parte del amplio catálogo de plantas tradicionales que están siendo revalorizadas en el marco de la medicina integrativa. Universidades en Ecuador, como la Universidad Central del Ecuador, han incorporado líneas de investigación sobre plantas medicinales en sus programas de biotecnología y farmacia.
En un contexto donde la población busca opciones naturales para mejorar su calidad de vida, la manzanilla emerge como un recurso accesible, eficaz y con respaldo científico. La planta puede complementar tratamientos convencionales bajo adecuada supervisión.