Rocío Matute Chávez, de 60 años, ha dedicado 34 años a la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam) desde 1991. Comenzó como secretaria en Administración de Empresas, luego ascendió a Secretaría General y ahora integra el equipo de rectorado. Su trayectoria refleja compromiso y adaptación a los cambios institucionales.
Cuando Rocío inició, las máquinas de escribir dominaban las oficinas. Posteriormente, la llegada de máquinas eléctricas facilitó las tareas, pero el gran cambio ocurrió con las computadoras. Las secretarias, incluida Rocío, tomaron cursos en el centro de cómputo de la Uleam para dominarlas. Este salto tecnológico transformó la gestión administrativa.
El impacto de la la transformación en la Uleam
Rocío recuerda con una sonrisa lo tedioso que era elaborar listas de 200 o 300 estudiantes a mano. “Hoy, la computadora e internet lo hacen todo más fácil”, afirma. Esta evolución no solo agilizó su trabajo, sino que modernizó los procesos de la Uleam, beneficiando a toda la comunidad universitaria.
Raíces familiares en la farmacia Matute
Fuera de la Uleam, Rocío atesora recuerdos de su infancia ayudando en la farmacia Matute, ubicada junto al Mercado Central de Manta. Su padre, quien heredó el oficio de su abuelo en Jipijapa, falleció hace 23 años. Aunque un familiar mantiene la farmacia en Jipijapa, en Manta el legado no continuó.
Rocío evoca con nostalgia los días en que ella y sus hermanas atendían la farmacia. “Los boticarios preparaban brebajes y pomadas; nosotras solo vendíamos”, cuenta. Esta experiencia, aunque distinta a su carrera en la Uleam, forjó su vocación de servicio y conexión con la comunidad.
Planes de jubilación y compromiso continuo
Actualmente, Rocío forma parte de un equipo de casi diez personas en el rectorado, liderado por Marcos Zambrano. Aunque piensa en su jubilación, ha decidido apoyar al rector en su proceso de reelección. “Mi reemplazo debe ser muy activo”, enfatiza, destacando la importancia de mantener el dinamismo en el cargo.
La trayectoria de Rocío refleja el crecimiento de la Uleam, una institución clave en Manabí. Según datos de la universidad, cuenta con más de 30.000 estudiantes y ha invertido en infraestructura tecnológica en las últimas décadas. Su historia es un testimonio de resiliencia ante los cambios y evolución, desde la burocracia manual hasta la digitalización.
Rocío espera que su labor inspire a las nuevas generaciones de la Uleam. Mientras planea su retiro, su legado de lealtad y adaptabilidad perdurará. La universidad, por su parte, debe seguir apoyando a profesionales como ella, quienes han sido pilares de su desarrollo.