En la Zona Cero de Manta, también conocida como Viejo Tarqui, la situación es crítica para los dueños de restaurantes.
Los locales ubicados cerca del cauce que une los ríos Burro y Manta, sufren de pérdidas económicas.
La falta de tratamiento químico en las aguas ha causado un fuerte olor que ahuyenta a los clientes.
” Las aguas servidas supuestamente son tratadas , pero aún conservan un olor desagradable” dijo Carlos Mendoza, propietario de un local.
El problema se intensifica cuando sube la marea y el sol calienta los residuos, removiendo los lodos y esparciendo el mal olor.
La contaminación no es el único problema, la inseguridad se ha convertido en otra amenaza latente.
En la zona los delincuentes se han llevado sillas, mesas y cuchillos de los negocios aprovechando la soledad durante las madrugadas.
“ Antes los locales permanecían abiertos hasta tarde, ahora debemos cerrar a las nueve o diez de la noche, estamos abandonados,, comentó Lucy Cifuentes, comerciante.
Falta de mantenimiento
La poca presencia de alumbrado público y la falta de poda de árboles en los alrededores de los restaurantes se ha convertido en un foco de delincuencia.
Debido a la ausencia de mantenimiento la maleza ha crecido en grandes dimensiones lo que crea un refugio para los delincuentes que los usan para esconderse durante las noches
Además de aprovechar para atacar a los propietarios de los negocios, clientes y a quienes transitan por el sector.
Además, los dueños de los restaurantes aseguran que después del terremoto del 16 de abril del 2016 fueron censados con la promesa de ser reubicados en el Mega Parque, pero hasta el momento no han recibido ninguna respuesta.
La incertidumbre sobre su futuro aumenta la frustración de quienes dependen de estos negocios para su sustento.
Comerciantes están a la espera de que las autoridades les brinden una solución de reubicación.
Sea esta en el Mega Parque Centenario o en otro sitio donde puedan continuar con sus actividades sin estos problemas.
Todo esto, transcurre en una zona que a pesar de contar con el monumento «El Pescador«, representativo de la ciudad, se encuentra abandonada.
La contaminación, la inseguridad y la falta de mantenimiento han convertido este sector en un lugar de riesgo tanto para quienes trabajan en los restaurantes como para quienes lo visitan.