El Domingo de Resurrección, también conocido como Domingo de Pascua, celebra la resurrección de Jesús de Nazaret tras su crucifixión.
Este día tiene lugar en el Vaticano y en iglesias de todo el mundo, marcando el evento central del cristianismo que simboliza la victoria sobre la muerte y el pecado, según los Evangelios.
Significado del Domingo de Resurrección
El Domingo de Resurrección conmemora la resurrección de Jesús, narrada en los Evangelios como el evento ocurrido al tercer día de su crucifixión, entre el año 30 y 33 d.C. en Jerusalén.
Este día culmina el Triduo Pascual, iniciado el Jueves Santo, y representa la base del cristianismo, simbolizando la vida eterna.
La Iglesia lo considera el día más importante del calendario litúrgico, marcando el inicio del Tiempo Pascual, un período de 50 días que finaliza en Pentecostés.
Origen e ideología
El origen del Domingo de Pascua se remonta a las primeras comunidades cristianas, que lo celebraban en relación con la Pascua judía, ajustada al calendario lunar.
El Concilio de Nicea (325) estandarizó su fecha al primer domingo tras la luna llena post-equinoccio de primavera, variando entre marzo y abril. Su ideología se centra en la resurrección como prueba de la divinidad de Jesús y la promesa de salvación, según el Catecismo de la Iglesia Católica.
Conmemoración del Domingo de Resurrección
En el Vaticano, el Domingo de Resurrección comienza con la Misa de Pascua en la Plaza de San Pedro, presidida por el papa Francisco. El argentino confirmó que la oficiará pese a su delicado estado de salud.
La ceremonia incluye la bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la basílica, transmitida globalmente. Cabe destacar que “Urbi et orbi” es una locución latina que significa “a la ciudad [de Roma] y al mundo”.
El Cirio Pascual, encendido durante la Vigilia Pascual del sábado, permanece en el altar como símbolo de la resurrección, según el Misal Romano.
Este día es conmemorado en los países de mayoría católica, como Ecuador, con celebraciones litúrgicas.
El Domingo de Pascua sigue a la Cuaresma y la Semana Santa, un período de 40 días de preparación. Desde el siglo IV, la Iglesia lo ha celebrado como el núcleo de la fe cristiana, según el Concilio de Nicea.