Kevin Joseph Farrell, cardenal irlandés de 77 años, es el camarlengo de la Santa Iglesia Romana desde el 14 de febrero de 2019, encargado de gestionar administrativamente el Vaticano durante la sede vacante en la Ciudad del Vaticano. Su rol asegura una transición ordenada hasta la elección de un nuevo papa tras la muerte o renuncia del pontífice.
Un cardenal con experiencia global
Nacido el 2 de septiembre de 1947 en Dublín, Irlanda, Kevin Farrell estudió Filosofía en la Universidad de Salamanca (España) y Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y la Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma. También obtuvo una maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Notre Dame, EE.UU. Ordenado sacerdote en 1978 para los Legionarios de Cristo, sirvió en México, España e Italia, destacándose por su trabajo con comunidades hispanas y su fluidez en español.
En 1984, se incardinó en la Arquidiócesis de Washington, donde fue director del Centro Católico Hispano y vicario general. En 2002, fue nombrado obispo auxiliar de Washington, y en 2007, obispo de Dallas. Su trayectoria culminó en 2016, cuando el papa Francisco lo designó prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, creándolo cardenal en noviembre de ese año.
Responsabilidades del camarlengo papal
Como camarlengo, Farrell asume funciones clave durante la sede vacante. Entre sus tareas están verificar oficialmente la muerte del papa, sellar sus aposentos, administrar los bienes temporales de la Santa Sede y convocar el cónclave para elegir al nuevo pontífice. Además, organiza la logística del cónclave, asegurando que los cardenales electores operen en un entorno seguro y confidencial. Desde 2024, también preside la Suprema Corte del Estado de la Ciudad del Vaticano.
El cargo de camarlengo no otorga autoridad espiritual ni doctrinal, reservada exclusivamente al papa. Farrell actúa únicamente como administrador temporal, garantizando la continuidad operativa de la Santa Sede.
Relevancia del cargo
El rol del camarlengo es histórico, remontándose al siglo XII, y sigue siendo esencial para la estabilidad del Vaticano en momentos de transición. Farrell, conocido por su cercanía al papa Francisco y su compromiso con la transparencia en la Iglesia, es una figura clave en este proceso. Su experiencia en gestión y su formación multicultural lo convierten en un líder idóneo para este cargo.
En la actualidad, mientras el papa Francisco continúa su pontificado, Farrell se prepara para asumir sus funciones en caso de una futura sede vacante. Su labor asegura que la elección del próximo papa se realice de manera ordenada, manteniendo la tradición y el protocolo de la Iglesia Católica.