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Diciembre es el mes de las fiestas, de las despedidas, de la celebración de los nuevos comienzos y, por supuesto, de los banquetes.

Hacer dieta, para muchos, es un “castigo” prácticamente imposible de cumplir.

Es que a las cenas de Navidad y Año Nuevo en familia se suman reuniones con compañeros de trabajo, del barrio, amigos de la escuela, del colegio.

Y así, la lista se agranda.

Sin embargo, profesionales de la salud advierten que, si se cae en excesos, la factura puede ser alta.

Cristina Santana es consciente de aquello, por eso asegura que hizo dieta hasta noviembre para no perderse de nada.

En su agenda decembrina marcó al menos seis cenas navideñas, fuera de las que tiene con su familia.

“Diciembre es para comer y beber; enero para lamentarse y retomar el ejercicio”, dice entre risas esta madre de familia.

Ella, sin embargo, tiene algunas restricciones para no caer en excesos.

Así, se controla con las bebidas azucaradas y trata de que la ingesta de arroz sea mínima.

Radmila Triviño, nutricionista del Hospital Verdi Cevallos Balda, reconoce que ser restrictivos en estas fechas es difícil. Sin embargo, advierte que, si no se toman las debidas precauciones, el problema al final del año no será sólo subir unos cuantos kilos, sino que puede derivar en algo más grave.

Esto afecta principalmente a personas con alguna comorbilidad.

“La situación es que hay personas que durante estas fechas tienen varias cenas de trabajo, con amigos, y no realizar actividad física sí va a conllevar un aumento de peso de hasta dos a tres kilogramos, de acuerdo al exceso en cuanto a alimentación y consumo de alcohol. La recomendación sería mantener la actividad física, no exceder el consumo de alcohol y, en lo posible, reducir las porciones de alimentos que se consuman en estas cenas”, dice la profesional.

Riesgos en la salud por los excesos en las fiestas

Triviño hace énfasis en el riesgo que hay para personas con diabetes, cirrosis hepática o hipertensión arterial.

De hecho, indica que en enero suelen producirse los ingresos hospitalarios de pacientes con estas comorbilidades. Esto debido a que se descontrolan en el consumo de carbohidratos, grasas y alcohol.

Al respecto, Dimas Bazurto, médico general del centro de salud Andrés de Vera, insiste en que las personas con estas patologías deben tener especial cuidado, pues los excesos podrían causar incluso la muerte en algún caso.

“No acostarse con el estómago lleno, porque esto puede ser causa de muerte súbita, ya que puede provocar una broncoaspiración; es decir, el vómito, y el paciente puede fallecer por esto”, dice el galeno, quien apunta que los hipertensos deben tener cuidado con la ingesta de alcohol, y los diabéticos, con azúcares y carbohidratos.

En ambos casos, señala que quienes son dependientes de un fármaco no pueden dejar de tomar por ningún motivo, pues de esto depende su vida.

“A un hipertenso, por ejemplo, le puede provocar un efecto rebote. La presión se puede duplicar y allí viene el problema de los ACV (accidente cerebrovascular), muchos con resultados fatales”, precisa.

Para que sus pacientes tengan una idea de la cantidad que se llega a ingerir en cada cena, Triviño les explica que un plato navideño tiene un promedio de 450 a 500 calorías, incluyendo una porción de postre pequeña. Detalla que pueden ser “quemadas” con una actividad de moderada intensidad, como trotar 50 minutos a ritmo suave, por lo que el problema está cuando no se hace ningún ejercicio.

En cuanto a los cuidados que deben tener las personas con alguna comorbilidad, es evitar alimentos muy condimentados y grandes porciones de arroz, así como salsas o vinagretas muy calóricas, para no alterar el nivel de colesterol o triglicéridos.

Por lo demás, asegura que no se trata de satanizar las comidas de estas fechas, sino de evitar los excesos.