La salud es muy valiosa pero comúnmente se suelen subestimar las señales que el cuerpo envía cuando algo no está bien.
Dolencias menores como un leve dolor de cabeza o una molestia estomacal suelen ser obviadas. Pero hay ocasiones en las que los síntomas, aunque parezcan comunes, podrían ser indicativos de problemas más graves; por lo tanto, ignorarlos o retrasar la atención médica puede llevar a consecuencias severas e incluso fatales.
“Reconocer estos signos y actuar de manera oportuna no solo puede prevenir complicaciones, sino que también puede salvar vidas”, indica el médico Esteban Avilés. Añade que, si bien es importante evitar la automedicación excesiva o el alarmismo innecesario, también es crucial saber cuándo buscar ayuda profesional.
A continuación, el experto explica las principales señales de alerta que no se deben ignorar, pues requieren atención inmediata.
Si se experimenta dolor, opresión o incomodidad en el pecho, especialmente si se irradia al brazo izquierdo, cuello, mandíbula o espalda, podría ser un signo de un ataque al corazón. “Esto no debe ser ignorado, incluso si el dolor es leve o intermitente”, advierte Avilés.
Mientras que, la sensación de falta de aire, respiración rápida o jadeante sin razón aparente podría indicar problemas respiratorios graves, como neumonía, embolia pulmonar o una reacción alérgica severa, por lo que es importante acudir a la clínica a la brevedad posible.
Señales de alarma que no debe ignorar
“Si el paciente siente debilidad, entumecimiento o parálisis repentina en una parte del cuerpo, especialmente en un lado, podría ser signo de un accidente cerebrovascular (ACV)”, señala el especialista. También sugiere prestar atención a la dificultad para hablar o entender palabras.
Otro signo de alarma es cuando la persona tiene una herida que no deja de sangrar después de aplicar presión. O si tiene sangrado inexplicable por la nariz, encías, orina o heces (especialmente si son de color negro o contienen sangre), es importante buscar ayuda médica.
Convulsiones o pérdida de conciencia. Las convulsiones no relacionadas con epilepsia conocida, o la pérdida repentina de la conciencia, requieren atención inmediata. Estas podrían ser síntomas de una lesión cerebral, infección o problemas metabólicos.
Fiebre alta persistente. De acuerdo con Avilés, una fiebre que supera los 39°C y no cede con medicamentos o que se acompaña de síntomas como confusión, rigidez en el cuello o erupción cutánea, podría ser indicativa de infecciones graves como meningitis.