El Gobierno portugués busca proteger su economía frente a la incertidumbre generada por las políticas comerciales de Estados Unidos. Tras el Consejo de Ministros, Montenegro destacó la necesidad de actuar ante una posible guerra comercial. Aunque Trump anunció una pausa de 90 días para algunos aranceles, el impacto inicial ya ha sacudido los mercados globales. Portugal, alineado con la Comisión Europea, apuesta por la negociación como respuesta prioritaria.
Montenegro subrayó la «sólida amistad» con Estados Unidos, basada en una intensa relación política y económica. Sin embargo, reconoció que existen «algunas divergencias» con su aliado transatlántico en materia comercial. Advirtió que una escalada de aranceles amenaza el crecimiento económico mundial y no beneficia a nadie. Por ello, celebró la tregua temporal de tres meses decretada por Trump, que da un respiro a las economías europeas.
El plan portugués se centra en apoyar a las empresas exportadoras, clave para un país con una economía abierta. Incluye medidas financieras ambiciosas para mitigar las pérdidas de competitividad en el mercado internacional. Además, el Gobierno busca diversificar sus mercados y acelerar acuerdos como el firmado entre la UE y Mercosur. Esta estrategia refleja un enfoque proactivo ante un escenario de incertidumbre global.
Un escudo financiero para las exportaciones
El núcleo del paquete de medidas son las líneas de crédito por 8.600 millones de euros, gestionadas por el Banco de Fomento. Estas estarán disponibles para empresas afectadas por las restricciones comerciales de Estados Unidos. Además, se destinarán 1.200 millones de euros a reforzar los seguros de crédito a la exportación. Este mecanismo busca garantizar la estabilidad financiera de las compañías que dependen del comercio exterior.
Según el Banco de Portugal, la guerra arancelaria podría reducir el crecimiento previsto para 2025 en un 0,9%. Esto supone un riesgo significativo para una economía que espera un aumento del PIB del 2,3%. Las exportaciones portuguesas, especialmente en sectores como el textil y el agroalimentario, podrían sufrir si los aranceles se endurecen. Por ello, el Gobierno ha diseñado este «escudo» para amortiguar el golpe.
Montenegro enfatizó que el plan no comprometerá las finanzas públicas, asegurando que «no habrá déficit» adicional. Esta promesa responde a la necesidad de mantener la confianza de los inversores en un contexto volátil. La pausa de Trump, aunque bienvenida, es vista como un alivio temporal que exige preparación a largo plazo.
Negociación y diversificación como prioridades
El primer ministro insistió en que la negociación con Estados Unidos es la «prioridad absoluta» para resolver el conflicto comercial. Portugal se alinea con la Comisión Europea, que también aboga por el diálogo frente a la escalada proteccionista. Montenegro destacó que «la historia muestra que el proteccionismo no es la solución». En este sentido, abogó por mejorar las reglas comerciales mediante reformas y acuerdos multilaterales.
Paralelamente, el Gobierno apuesta por diversificar los mercados de exportación para reducir la dependencia de Estados Unidos. La implementación rápida del acuerdo UE-Mercosur es una de las estrategias clave en esta dirección. Montenegro señaló que esta pausa de 90 días es «solo eso, una pausa», y urgió a completar las tareas pendientes. Así, Portugal busca fortalecer su posición en un mundo donde el comercio global enfrenta su mayor disrupción en décadas.