El Municipio de Portoviejo trabaja en el cierre de seis alojamientos temporales que albergan a 260 personas afectadas por el invierno, con un plan de retorno seguro aprobado la semana pasada.
Este proceso, que busca culminar el 30 de abril, depende del clima y combina esfuerzos de limpieza, bonos del MIES y apoyo internacional para garantizar la habitabilidad de las viviendas.
Disminución de personas en los albergues
A finales de febrero, 304 personas estaban en los seis alojamientos temporales habilitados por el Municipio de Portoviejo. Hoy, la cifra ha bajado a 260, una reducción significativa explicada por dos factores. Primero, la ausencia de lluvias en ciertas zonas ha permitido a familias realizar labores de limpieza y regresar a sus hogares. Segundo, el bono de contingencia del MIES ha facilitado que otros alquilen viviendas o se trasladen a casas de acogida. Esta tendencia refleja un retorno progresivo, aunque aún quedan desafíos por resolver.
Los albergues, activos desde hace un mes, tienen un límite de 90 días según las normas de gestión de riesgos. Por ello, el municipio intensifica la entrega de bonos y las tareas de limpieza, esperando que el invierno ceda. “Queremos cerrar los albergues a finales de abril, si el clima lo permite”, afirmó David Villacreses, subrayando la importancia de una solución planificada.
Las fases y acciones para albergados de Portoviejo
El plan de retorno seguro se estructura en varias etapas. La primera consiste en evaluar la habitabilidad de las viviendas afectadas. De las 260 personas, unas 40 no podrán regresar debido a daños estructurales o porque sus casas están en zonas de alta exposición. Para las demás, se coordinan labores de limpieza, programadas para cuando las lluvias disminuyan, evitando que las inundaciones regresen tras el esfuerzo, dijo el funcionario.
Además, el municipio colabora con instituciones como el MIES, MIDUVI y la cooperación internacional para reparar daños no estructurales, como paredes o ventanas. Este apoyo, combinado con los bonos del gobierno, busca garantizar un retorno seguro. “No se trata solo de limpiar, sino de asegurar que las familias no vuelvan a sufrir lo mismo”, explicó el portavoz, destacando la planificación del cronograma.
Coordinación interinstitucional en marcha
El plan se ejecuta mediante dos mesas técnicas del COE, lideradas por la Dirección de Desarrollo Humano del municipio. Participan entidades como la Dirección de Riesgos, Participación Ciudadana, el Ministerio de Educación, Derechos Humanos y el MIDUVI, junto a apoyo internacional. Estas instituciones definieron acciones, plazos y fechas desde marzo, cuando comenzaron las reuniones para elaborar y aprobar el plan.
El objetivo es cerrar el último alojamiento el 30 de abril, aunque el clima sigue siendo un factor determinante. “Hemos avanzado en la planificación y ya estamos ejecutando las primeras acciones”, señaló el municipio, optimista pero cauto ante las condiciones climáticas de este 2025.
Mejoras en la Atención: Alimentación Nutritiva
Mientras se concreta el cierre, el municipio aborda las limitaciones actuales. Según el manual de la Secretaría de Gestión de Riesgos, los albergues deben garantizar seguridad alimentaria. Hasta ahora, se han distribuido alimentos no perecibles como harina y atunes, pero esto no cubre las necesidades de adultos mayores, niños y personas con discapacidad. Por ello, el alcalde ordenó un servicio de alimentación nutritiva a través de compras públicas, con una inversión de 20 a 25 mil dólares.
A partir de mañana, nutricionistas y un proveedor elaborarán menús balanceados para las familias, un servicio que se mantendrá hasta el cierre de los albergues. Este esfuerzo, optimizado para términos como “alojamientos temporales Portoviejo” o “plan retorno seguro 2025”, busca mejorar la calidad de vida de los albergados mientras se resuelve su situación.