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Una bebé de tres semanas de nacida fue abandonada en el hospital Gustavo Domínguez. Su madre dio a luz y después salió dejándola en el sitio.

La pequeña permanece desde el pasado viernes en la Casa Hogar Valle Feliz, lugar hasta donde fue trasladada después de recibir el alta médica.
Fue llevada hasta allí por agentes de la Dinapen.

Eliza Olejnik, quien está al frente del orfanato, señala que antes de que la menor fuera referida, la Junta Cantonal de Protección de Derechos inició una investigación.

Durante tres semanas la pequeña permaneció en el hospital a la espera de que alguien llegara a reclamarla. Pero esto nunca pasó, fue cuando iniciaron las diligencias para encontrar a la progenitora.

Una de las pistas a seguir fueron los apellidos con los que la bebé fue asignada en el alumbramiento.

Los agentes llegaron hasta un barrio del Plan de Vivienda Municipal, donde dieron con el paradero de la familia de la madre de la niña.  

Ellos informaron que la mujer es adicta a las drogas y tiene otros tres hijos por los que no se preocuparía.

“La abuelita vive en el sector y es de muy escasos recursos, por lo que tampoco quiere recibir a la niña”, puntualizó la religiosa que es parte de la Congregación de las Hermanas Benedictinas Misioneras.

Hasta ahora no se ha podido dar con el paradero de otros familiares que puedan hacerse cargo de la menor, que hoy cumple un mes de nacida.

“Gracias a Dios que la madre no la dejó a su suerte en otro lugar, sino que lo hizo en el hospital”, agregó.

Desde el pasado viernes, la pequeña está al cuidado de la casa hogar en donde fue recibida por otros menores en situación de riesgo y con familias multiproblemáticas.

La situación jurídica de Mía, como fue nombrada en Valle Feliz, es más complicada que la de los menores que son dejados por sus familiares en la Cuna de Vida. Este proyecto contempla la protección a los recién nacidos abandonados.

Las madres tienen la oportunidad de dejar a los pequeños en un cubículo con una cuna que se activa apretando un botón ubicado junto al portal de la casa de acogida.

Cuando el sensor detecta al pequeño se activa una alarma que permite ponerlo a buen recaudo.

Olejnik, dijo que los bebés que son dejados en el cubículo, que está en la fachada de la casa hogar, llegan de manera anónima, lo que hace que el niño pueda ser adoptado más rápido.

“En el caso de Mía tenemos que trabajar con la familia en varios planes que duran tres meses cada uno para tener un logro. Si no hay nadie de la familia que se haga cargo, ahí recién empieza el proceso de determinar la patria potestad. En Cuna de Vida es más corto porque no hay indicios de a quien buscar”, explicó.

Según la Dinapen, en caso de que los padres biológicos aparezcan, tendrán que ser sometidos a pruebas que demuestren su paternidad y también a análisis psicológicos que definan la razón por la que hicieron el abandono.
La ley ecuatoriana sanciona con prisión, de uno a tres años, el delito de abandono en lugares no aptos para cuidado y protección.

Si la persona que abandona a su hijo no acude a reclamarlo el orfanato empieza el proceso de declaratoria de adoptabilidad para que tenga una nueva familia.

Desde diciembre de 2019, cuando la Cuna de Vida fue inaugurada, dos bebés fueron dejados allí. El primero, Juan Pablo, quien llegó al sitio en junio de 2020, crece en el centro y pronto podrá ser dado en adopción. Mientras que el segundo bebé, cuya madre llegó desde Quito para abandonarlo y poco después se arrepintió, ahora está a cargo de su abuela.