Las alergias alimentarias en niños, reacciones inmunes a alimentos como maní o leche, afectan a millones globalmente, según la pediatra María Fernanda Gómez. Reportadas en aumento en 2025, estas condiciones, impulsadas por factores ambientales y genéticos, preocupan a familias y sistemas de salud en todo el mundo.
Las alergias alimentarias ocurren cuando el sistema inmunológico identifica erróneamente un alimento como amenaza, provocando síntomas que van desde erupciones cutáneas hasta anafilaxia, una reacción grave potencialmente mortal. “La prevalencia de alergias alimentarias en niños ha crecido significativamente en los últimos años”, afirma Gómez. Los alimentos más comunes involucrados incluyen maní, leche, huevo, trigo y soya, con mayor impacto en países desarrollados.
El impacto es profundo. Los niños con alergias enfrentan restricciones dietéticas, riesgos de reacciones severas y ansiedad social. En escuelas, los casos de anafilaxia por exposición accidental son una preocupación constante, según la Dra. Gómez (2024). Las familias y los sistemas de salud también enfrentan costos médicos significativos.
Factores detrás del aumento de las alergias alimentarias
El incremento se atribuye a factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. La “hipótesis de la higiene” sugiere que la menor exposición a microbios en entornos urbanos eleva la sensibilidad inmunológica. “La urbanización y el uso excesivo de antibióticos en la infancia temprana contribuyen al riesgo de alergias”, explica Gómez.
Los cambios en patrones alimenticios también juegan un papel. La introducción tardía de alérgenos, como el maní, en la dieta infantil puede aumentar la probabilidad de reacciones alérgicas. Además, el consumo de alimentos ultraprocesados y la exposición a contaminantes ambientales están asociados con un mayor riesgo, según estudios citados por la pediatra Gómez.
Estrategias para mitigar la crisis en la infancia
Enfrentar las alergias alimentarias requiere enfoques coordinados. Los tratamientos actuales incluyen dietas de eliminación y el uso de epinefrina para emergencias, pero la investigación avanza hacia inmunoterapias. “La inmunoterapia oral, que introduce pequeñas dosis de alérgenos, reduce la sensibilidad en muchos casos”, señala Gómez.
La prevención es esencial. Estudios recomiendan introducir alérgenos comunes, como el maní, en la dieta infantil bajo supervisión médica para disminuir riesgos. Las escuelas implementan políticas de zonas libres de alérgenos, y campañas educativas capacitan a familias sobre el manejo de alergias. Países como Australia han implementado medidas preventivas que reducen los casos graves.
Proteger el futuro de los niños
Sin intervención, las alergias alimentarias seguirán afectando a más niños, aumentando los riesgos para su salud. La colaboración entre familias, escuelas y sistemas de salud es crucial. “La educación y la prevención son fundamentales para garantizar una infancia segura”, subraya la pediatra Gómez. La investigación continua y las políticas públicas son clave para mitigar esta creciente amenaza sanitaria.