La alegría del Evangelio, el cuidado de la casa común, la amistad social, y recuperar el corazón, fueron el sueño del Papa.
Así lo recuerda el sacerdote Fabricio Alaña, aludiendo al Laudato si’ y Fratelli Tutti, las dos encíclicas más conocidas e influyentes del Papa Francisco en su pontificado. Recordó que el Papa Francisco no solo fue el primer jesuita en ser sumo pontífice, sino el primer Papa en visitar la comunidad jesuita de Guayaquil, en su encuentro con los católicos en Ecuador, entre el 5 y el 7 de julio de 2015. Alaña, entonces rector del Colegio Javier de Guayaquil, estuvo a cargo de la organización de la visita del Papa en Guayaquil, cuando hubo tres grandes eventos. El mayor, la misa que ofició en el parque Samanes, “donde su mensaje central era por la familia, y donde su mensaje de esperanza fue: el mejor vino está por venir”.
Recuerdos de una visita histórica a Guayaquil
Recuerda que los entonces presidente Rafael Correa y el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, querían almorzar con el Papa. “La presión era grande porque el padre Ascanio, que vivía con Alaña, era confesor del presidente Correa y Nebot era amigo del padre Pedro Barriga. Yo cedí y me llevé una reprimenda de Quito, de Roma, de todo el mundo, que no podía. Y no se pudo”.
Alaña dice que al Papa Francisco se lo acusó de ser un Papa populista, pero “Él no habla de contradicciones, habla de polarizaciones, y los polos, en el humanismo griego, a veces se unen”. Agrega que en Fratelli Tutti y su encíclica social, “él critica el populismo, defiende el concepto de pueblo para definir qué es la Iglesia, pueblo de Dios. Entonces, no se lo ha juzgado bien, ni se lo ha analizado”.
Para Alaña, “va a ser difícil que vuelva un Papa europeo”. Detalla que el 76% de los 136 cardenales que tienen derecho al voto para elegir al nuevo pontífice fueron nombrados por el Papa Francisco y son de 66 países de fuera de Europa.
Francisco deja las bases para un cambio estructural de la iglesia
“Él ya hizo un documento para el cambio estructural de la iglesia que se llama Praedicate Evangelium, para cambiar la curia romana, pero es el documento y es la estructura que menos ha podido cambiar”, dice, al detallar que “puede ser la ordenación de las mujeres, puede ser el celibato en cuestión, pero eso es lo de menos, lo que el Papa más ha pedido es dejar atrás el clericalismo, donde el macho cura es el que manda, eso es ideología, eso no es voluntad de Dios y eso el Papa llama clericalismo”.
“No hay los cambios estructurales, pero sí hay los pilares y las pistas para hacer los cambios. Eso va a depender si el Espíritu Santo, que esperemos que sople, sople en función del 76% de la mayoría que dejó el Papa”, añade Alaña.
Cercanía del Papa con los obispos manabitas

El Arzobispo de Portoviejo, Eduardo Castillo, designado por el Papa Francisco en octubre 2019, recuerda que dos meses después de que fue elegido el Papa Francisco, en un encuentro en Roma, lo llamaron junto con un cardenal al altar, para oficiar la misa junto con el pontífice. “Fue una sorpresa. Estuvimos un tiempo en la sacristía, 15 minutos antes de la misa. Como soy de Ecuador y estudié en colegio de jesuitas, conversamos sobre la devoción común a La Dolorosa. Dijo que tenía la estampita de la Virgen Dolorosa, que todas las noches le rezaba y le dije que yo hacía exactamente lo mismo”.
Fue el primero de muchos encuentros que el Arzobispo tuvo con el Papa. “En febrero del 2024, en una audiencia, le hablé un poco de la situación de violencia, de inseguridad y de dolor.
Había habido el atentado en una iglesia en Manta que dejó un fallecido durante la misa. Le compartí eso y me dijo: “bueno, sí, se ve que ustedes la tienen bien dura la situación ahí”. En diciembre del año pasado fue la última vez que lo vio, en un encuentro con cardenales y obispos “y se lo veía ya muy limitado en su salud”. Castillo destaca que el sumo pontífice “ha sido un papa cercano a Ecuador, a América Latina, ha sido, de los últimos papas, el que mejor ha conocido directamente, a cada obispo, las circunstancias de cada lugar, no de forma intermedia”.
Por Tatiana Hoppe.