Un padre canadiense soportó 30 horas bajo una aguja de tatuaje, y mucho dolor, con la esperanza de que su hijo de 8 años se sintiera mejor por la marca de nacimiento en su torso.
Derek Prue dijo que decidió hacerse el tatuaje después de notar que su hijo insistió en usar una camisa cuando fueron a la piscina.
El pequeño de ocho años estaba con sus hermanas en la piscina de un hotel, a principios de este mes, cuando su padre vio que menor no quería jugar como otros niños hasta que notó su complejo.
Cuando la madre del niño, Shanel Prue, le preguntó si iría a nadar sin su camiseta después del tatuaje, Derek, que se llama igual que su padre, dijo que sí lo haría.
"Siempre que papá está allí, puedo quitarme la camisa", señaló.
Para su progenitor, todo vale la pena. "Ahora tenemos las mismas marcas de por vida", dijo.