Los ingresos a las cárceles deben ser mejor vigilados, incluso con mecanismos tecnológicos, para evitar la entrada de artículos como armas, teléfonos celulares, televisores y sustancias prohibidas como alcohol y drogas.
La reciente imputación de quince militares por el delito de ingreso de artículos prohibidos a la cárcel La Roca, en Guayaquil, podría tratarse de un caso aislado.
Pero refleja el nivel de corrupción que afecta también a miembros de las Fuerzas Armadas, lo cual antes era impensable.
Asimismo, habla con claridad de la necesidad de que se incorpore la tecnología para revisar, sin excepción, a todos en ingresos a las cárceles.
Esa revisión debe ser incluso a uniformados y proveedores de servicios.
“Es necesario que se incorpore tecnología para detectar drogas, armas y otros objetos”.
Ahora son militares; antes fueron policías, agentes de control penitenciario y abastecedores de alimentos.
Las imágenes que han difundido los reos desde dentro de las prisiones muestran a gente armada, equipada con teléfonos, consumiendo licor y drogas, organizando festejos, en clara infracción contra las normas carcelarias.
Desde luego, no son todos los casos. También hay servidores que ejercen muy bien su trabajo, ajustándose a las normas, lo cual es digno de aplaudir.
Las autoridades deberían investigar cuáles son y cuáles no.
Editorial de El Diario publicado el martes 2 de julio del 2024 en nuestra edición impresa.