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A veces tenemos el pensamiento que al envejecer debemos de ir sosegando nuestra vida, porque los años pesan. Es verdad que llegan achaques o enfermedades; también es cierto que las personas de la tercera edad nunca deben rendirse ante la actividad.

Cuando nos vamos haciendo mayores escuchamos un montón de pesadeces respecto a lo que no deberíamos hacer porque estamos grandes. Realmente es una decisión personal la forma de vivir los años dorados.
Quizás mucha gente no piensa en la vejez, en guardar dinero para cubrir necesidades y no sentir que es carga de nadie; y lamentablemente esto se agudiza cuando muchos se olvidan de los abuelos que sí velaron por ellos. Eso sí es vergonzoso.
Feliz por quienes tenemos nuestros padres y abuelos bien, sanos, a salvo y sobre todo con amor. Con esto no critico los centros geriátricos, más bien son una opción para quienes no tienen quién los cuide; lo triste es cuando estas personas no reciben visitas -ni siquiera esporádicas- de los que sí recibieron amor de forma inimaginable.
Una tía abuela, recuerdo, cuando sintió que necesitaba un cuidado especial, decidió entrar voluntariamente a un geriátrico en Quito. Me dijo que estaba feliz porque allí tenía amigos, actividades diarias para realizar y el cariño de sus hijos que la visitaban constantemente; pero que ella no quería estar encerrada en una casa sin hacer nada porque eso no era vida.
Aquí en Portoviejo, hasta antes de la pandemia, siempre me encontraba en el dispensario del IESS a algunas señoras que tienen una agrupación para realizar actividades, incluidas rutinas de ejercicio y baile. Ellas –siempre vi mujeres- son un ejemplo a seguir. Se activan por la vida y de esta manera combaten el sedentarismo que es el gran enemigo del ser humano.
Hacer actividad física es un punto inicial, así como los juegos de memoria que permitan ejercitar el cerebro, aprender tecnología, conversar, leer, pintar, o lo que les permita crear son otras opciones. Estos son consejos importantes. No me olvido, además, de una correcta alimentación, control médico y mucho amor.
Cada vez que leo sobre casos de personas que triunfaron en sus años dorados –en diferentes ámbitos- me emociono, porque nunca debemos poner trabas por la edad. Algunos son modelos de fotografía y de pasarela, otros empiezan a recorrer el mundo recién al jubilarse. Otros han terminado sus estudios superiores. Esa es la manera correcta de vivir, con motivaciones; dando cátedra de vida.
Si queremos llegar a mayores bien, no te descuides ahora; la juventud de hoy no te garantiza una vejez digna mañana. Sé fuente de positivismo y sana actividad.
 
Andrea
Limongi Santos 
@AndreaLimongiS