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La desnutrición es un problema grave en el país, que afecta a uno de cada cuatro niños y que amenaza con extenderse silenciosamente; por tanto, es necesaria una campaña que ataque al problema desde todos los frentes posibles.

El Gobierno ha planteado como uno de sus proyectos emblemáticos la lucha contra la desnutrición. Es loable porque eso manifiesta la preocupación del régimen por los niños, en los que se cimenta el futuro del país.

Sin embargo, la lucha contra la desnutrición debe abarcar más que la entrega de alimentos y suplementos a los grupos poblacionales más pobres. Tiene que atacarse, por ejemplo, desde la generación de empleo para que los padres tengan la capacidad de abastecer de alimentos adecuados a sus hijos; desde la educación, para que la población conozca la forma plena de nutrirse; desde la salud, para combatir enfermedades que acompañan a este problema; desde los servicios, para suministrar agua de calidad a la ciudadanía.

“Llevar este programa mucho más allá de ser una propuesta para mejorar la calidad de vida”.

Siendo así, hay mucho por hacer. De ahí, que el Gobierno debe poner mucho empeño en este programa y llevarlo mucho más allá de ser una propuesta para mejorar la calidad de vida.
Enhorabuena por el afán de combatir la desnutrición. Y mucho mejor si se procuran condiciones idóneas para vivir.

Editorial de El Diario publicado este sábado 4 de septiembre del 2021 en nuestra edición impresa.