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El Ejecutivo ha puesto en vigencia el estado de excepción en las provincias de Manabí, Esmeraldas y Guayas, como una medida forzada para enfrentar la creciente ola de violencia que ya ha causado cientos de muertes en lo que va del año, pero por tratarse de una disposición temporal, deben buscarse otras opciones para que los esfuerzos no se diluyan.

El estado de excepción es una medida favorable, pero debe ir acompañada de un reforzamiento de las condiciones de vigilancia y del aumento de recursos. Muy poco solucionaría, por ejemplo, si una vez transcurrido el tiempo dispuesto por la Presidencia, se descuida el control y la delincuencia vuelve a hacer de las suyas.

“La inseguridad es un fenómeno social que no tiene un único origen”.

La inseguridad es un fenómeno social que no tiene un único origen, por lo tanto debe atenderse desde lo sistémico, con enfoque multidisciplinario, más allá de lo jurídico y lo policial.

En los últimos diez años, el país vive una sucesión de estados de excepción, de los cuales los más frecuentes tienen que ver con la seguridad: tanto para enfrentar el creciente ataque de la delincuencia como para aumentar los controles en las cárceles. Los resultados han sido, hasta ahora, poco alentadores.

Editorial de El Diario publicado este domingo 1 de mayo del 2022 en nuestra edición impresa.